Cambio de fundamento en la política criminal

El resto de las nuevas conductas delictivas nada tienen que ver con la concepción conservacionista que inspiró el Código. Así, se sanciona la caza y pesca de especies prohibidas cuando se realiza en terrenos sometidos a régimen cinegético o piscícola especial, sin permiso de su titular, y la producción, como consecuencia de las anteriores conductas, de graves daños al patrimonio cinegético o piscícola de esos terrenos. Agravándose la pena establecida para estos supuestos cuando esas conductas se realicen en grupo de tres o más personas o utilizando artes o medios prohibidos, legal o reglamentariamente. Ciertamente, en estos últimos apartados es donde se hace evidente el cambio de fundamento en la política criminal, pues la norma penal se dirige directamente a la tutela de intereses económicos de los titulares de los terrenos, públicos o privados, sometidos a ese régimen especial. No obstante, mucho me temo que el esfuerzo protector del legislador en este punto sea baldío porque la propia redacción limita extraordinariamente las posibilidades de aplicación del precepto, aunque es muy probable que la nueva norma sea un anticipo de futuras reformas que devuelvan al Código Penal la misión de sancionar la caza y la pesca furtiva o en condiciones lesivas para el patrimonio cinegético de los terrenos, siendo de esperar que ello no suponga relegar los criterios ecológicos a un segundo plano como ya sucedía en la legislación anterior.