EL PERSONAJE DE LA SEMANA
López Vázquez recibe hoy el Goya de Honor por su trayectoria en el cine
|||| Empezar a trabajar a los 17 años le ha permitido a José Luis López interpretar más de 250 personajes en cine, teatro y televisión. Aficionado al dibujo y a la pintura, este veterano profesional no pensaba dedicarse a la interpretación, quería ser director artístico, y hoy es uno de los imprescindibles de nuestra cinematografía, que este domingo reconocerá su prolífica carrera con el Goya de Honor. El octogenario López Vázquez recibe este galardón en activo porque tiene una obra en cartel - Tres hombres y un destino - y una película en pantalla - Luna de Avellaneda- . «No sé si el Goya es merecido o no. Un premio siempre resulta favorable y produce mucha satisfacción. Las cosas son cuando tienen que ser. No pienso en cuanto han tardado en dármelo, lo bueno es que ha llegado a tiempo y me pilla trabajando», comenta el cajero Fernando Galindo de la inolvidable Atraco a las tres y el inclasificable Gabino Quintanilla de Plácido , que no suelta prenda sobre el discurso que va a pronunciar en la ceremonia. «No he tenido tiempo de escribir nada. No soy un hombre locuaz, no quiero meter la pata, y lo mismo que me aprendo los textos, pues me estudiaré lo que voy a decir. Siempre he tenido muy presente el sentido de la responsabilidad, me gusta ir sobre seguro, lo mío no es improvisar», reconoce este popular intérprete, que lleva una buena paliza encima porque, desde que se hizo público que era el destinatario del Goya de Honor, no ha parado de hacer entrevistas y acudir a sesiones fotográficas. «También yo estoy sorprendido de la vitalidad que tengo a mis 82 años. Me cuido bastante porque en este trabajo hay que tener una salud de hierro. Lo mío es algo genético, pero no abuso porque llevo una disciplina en horarios y llevo un régimen de comidas», dice el intérprete, que pide que se hable alto «porque, como Beethoven, estoy sordo», bromea. Aunque asegura no seguir su currículo, cuenta que entre los 60 y 70 llegó a hacer ocho películas al año. «He hecho muchos protagonistas y he tenido todos los reconocimientos que merecía. Todo ha cambiado mucho, sobre todo la técnica, porque antes las cosas eran más artesanas, mientras que ahora con el ordenador pues el espacio por el que te mueves no existe y tampoco el mueble en el que estás sentado. Antes también había una jerarquía, unas categorías, y ahora todo el mundo es lo mismo, algo que me parece bien, pero no hay el respeto, la distancia de antes, ni las maneras y comportamientos de antaño».