Catedrales, reyes, obras de arte... castellanas
|||| Como vemos, la Enciclopedia Larousse del 2004 es la que mayores omisiones presenta con respecto a León: así, siguiendo con el apartado referente a la historia de la comunidad autónoma, y bajo el epígrafe de Esplendor y decadencia , puede leerse: «Los reinados de los Reyes Católicos y de Carlos V, y los primeros años de Felipe II corresponden al período de máximo esplendor de Castilla la Vieja (...). Castilla la Vieja era una tierra de labriegos que pasaban hambre, aun en años de mediana cosecha». Ni una palabra sobre algo leonés. En cuanto al capítulo sobre el arte, cuyo autor es Carlos González, éste se refiere únicamente a elementos artísticos castellanos, entre los que incluye la catedral de León y la catedral vieja de Salamanca. No menciona nada más perteneciente a León: ni San Isidoro, ni San Miguel de Escalada, ni Santiago de Peñalba... Además, está dividido en los siguientes sub-capítulos: «El arte castellano del Bajo Medievo», «El Renacimiento castellano» y «El Barroco y el Rococó castellanos». De agradecer, poco El artículo de la Larousse sobre los diferentes aspectos de la comunidad autónoma también habla de la música. Lo escribe Guillermo Raebel y tan sólo habla sobre el folclore de Castilla, aunque, eso sí, se agradece este párrafo: «El folclore castellano ha sentido las influencias aragonesas, asturianas y leoneses, incluso gallegas y manchegas». Por otro lado, si buscamos el artículo denominado únicamente Castilla en la citada obra, comprobaremos cómo su autor, Jesús Fernández Viladrich, menciona repetidamente a Fernando I, Alfonso VI, Alfonso VII y Fernando III como «reyes de Castilla y León». Pero nunca existió un reino de Castilla y León como tal, sino que siempre se mantuvieron como reinos separados en la titulación de los reyes. Mucho menos existió un reino de Castilla y León diferenciado de uno de Galicia. Además, hasta Alfonso VII el reino de León siempre tuvo mayor importancia que el de Castilla, lo cual se constata fácilmente en el sepulcro de Alfonso VII, donde el título de Rey de León lleva asociado el de Emperador. Fernando I, conde de Castilla, se convierte en Rey de León por herencia de su esposa Sancha, por lo tanto la denominación correcta, como en el caso de los demás monarcas, sería Rey de León, Rey de Castilla y, en su caso, también Rey de Galicia.