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El paraje arqueológico con mayor personalidad

Las Médulas, uno de los modelados antrópicos más espectaculares de todos los tiempos, constituyen un espectacular enclave de cortados y cárcavas en materiales de color rojizo intenso con el castaño como rey de la vegetación

Publicado por
Y. C. ÁLVAREZ | texto
León

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Este impresionante paisaje de la comarca leonesa de El Bierzo es el resultado del modelado antrópico más espectacular de todos los tiempos realizado por los romanos que removieron en esa zona más de 240 millones de metros cúbicos de tierra en busca de oro. Las excavaciones realizadas en los conglomerados y arcillas del Terciario, mediante el sistema «ruina montium» o derrumbe de los montes (consistente en horadar la montaña con galerías para, posteriormente, conducir violentamente en su interior el agua traída a través de una red de más de 150 kilómetros de canales y acueductos provocando el desplome del terreno lo que facilitaba la recogida del preciado metal) han dado lugar a cortados y cárcavas en unos materiales de color rojizo e intenso que contrastan con el entorno. El procedimiento debió ser muy rentable para Roma porque se calcula que llegaron a extraerse más de 700 toneladas de oro. La zona ha sido declarada en 1997 Patrimonio de la Humanidad e incluida desde 1992 por la Consejería de Medio Ambiente en la Red de Espacios Naturales, habiéndose iniciado el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales, previo a la declaración de protección correspondiente. Ocupa una superficie de 1.115 hectáreas e incluye las localidades de Orellán, Las Médulas y La Balouta, con una población que no alcanza los 200 habitantes. Recorriendo Las Médulas La mejor forma de acceder a la zona es a través de la N-VI hasta Ponferrada y, una vez atravesada la ciudad, seguir los carteles que indican el camino al pueblo de Las Médulas (N-536). A la entrada de la localidad hay un Aula Arqueológica donde se explican las actuaciones de los romanos durante su asentamiento en la zona y un lugar adecuado para dejar el vehículo. Siguiendo una ruta de baja dificultad el visitante puede acceder a los lugares más emblemáticos de este espacio natural. Para hacerse una idea de la técnica utilizada por los romanos para extraer oro, se pueden visitar dos de las bocaminas: la Cueva de la Encantada y la Cuevona, a las que se llega tras atravesar una masa de castaños y robles, salpicada en ocasiones por los picachos de tierra roja. Desde el mirador de Orellán se tiene una panorámica única de las explotaciones en la que ser pueden observar desniveles de más de cien metros de altura entre los que destacan barrancos, agujas y roqueros rojizos. Se localizan, además, restos de los canales excavados en la roca desde los que se trasvasaba el agua procedente de ríos y arroyos. De nuevo en el pueblo de Las Médulas, los más entusiastas pueden seguir un camino que no lleva más de quince minutos, y acercarse hasta el lago Somido, una masa artificial de agua que los romanos utilizaban para lavar y procesar el oro extraído. Ya de regreso, conviene detenerse en Carucedo y visitar el lago del mismo nombre, con una superficie que no llega a las 60 hectáreas y cuya formación se atribuye al cierre del valle por los lavados procedentes de las minas. En la actualidad posee un gran valor ecológico por su rica biodiversidad. Parte de la trama de la novela de Gil y Carrasco, «El señor de Bembibre», se desarrolla en este humedal. Con algo de suerte, algún habitante de Carucedo puede contar alguna de las muchas leyendas, que tienen al lago como protagonista. La última parada antes de volver a Ponferrada es Priaranza del Bierzo, donde se puede visitar los restos del Castillo de Cornatel, encaramado en un peñasco calizo cuya historia se remonta al siglo XI y escenario también de algunos episodios de la novela de Gil y Carrasco.

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