Jeep Cherokee, renovación estética

El Jeep Cherokee, que ahora aborda una segunda juventud estética y motorística, parece dispuesto -su fabricante- a no dejarse pisar terreno alguno... mucho menos el todo-terreno. Así que, nuestro protagonista puede continuar labrándose justa de fama de vehículo versátil con una renovada gama 2005 que, entre otras novedades, propone una estética más musculada y fundamentalmente dirigida a los amantes del puro y duro concepto off road . Los estilistas de Daimler Chrysler han trabajo en varios frentes: parrilla, capó, intermitentes, faros antiniebla, paragolpes... prominentes aletines. Sólo pequeñas pinceladas, pero tan significativas que nuestro protagonista parece, y no sólo lo parece, un modelo tan nuevo como si acabara de lanzar al mercado su primera edición. No solamente el exterior ha recibido modificaciones, también el interior del habitáculo es ahora más confortable y equipado (los mandos al volante para la radio son un buen ejemplo), a la vez que se han reposicionado algunos mandos (elevalunas) que se tornan ahora mucho más «utilizables». También los asientos, y sus tapicerías son de nuevo cuño, como los relojes del cuadro de instrumento. Con ser un vehículo más enfocado a la utilización en terrenos difíciles, las actuales tendencias de los teóricos -y prácticos- compradores, también han «aconsejado» al fabricante a un cierto golpe de timón en lo que se refiere a la pureza del concepto. Quiere esto decir se han rebajado un punto las exigencias de pista en aras de una mayor confortabilidad y versatilidad de utilización o por decirlo de una vez: el nuevo Cherokee es un poco menos «drástico» que sus antecesores. Los tarados de suspensión (herencia Grand Cherokee) aumentan en su recorrido en una veintena de centímetros, de forma que se orientan ahora hacia una utilización más «civilizada» del vehículo, habida cuenta el mayor -mucho mayor- kilometraje que, se supone, se recorrerá sobre asfalto durante toda la vida útil del modelo. Eso sí, para que nada falte en la puesta en escena o, aún más, al objeto de no perder «credibilidad» entre la clientela más todoterrenista la versión Renegade ofrece todos los aditamentos inherentes a la pionera filosofía del Cherokee: faros antiniebla encima del parachoques y otros suplementarios de largo alcance en el techo; perfectamente homologados aunque, ¡ojo!, sólo utilizables en pistas y nunca en carreteras normales de asfalto. El enrejillado protector de los pilotos traseros y unos prominentes aletines de color distinto al de la carrocería acaban por trufar de estética TT el exterior del Cherokee. Lo demás (mecánicas, suspensiones y sistemas de tracción) son idénticos a los que montan los otros modelos de la gama. Donde sí que las cosas cambian es bajo el capó. La novedad motorística del Cherokee 2005 viene dada por la adopción del cuatro cilindros 2.8 litros (gasóleo de inyección directa) que, por obra y gracia del turbocompresor de geometría variable sube su potencia de los anteriores 150 a los actuales 163 caballos. También las cajas de cambios ganan relaciones: 6 velocidades para la manual y 5 para la automática, ganancia que trae aparejada la posibilidad de aprovechar, más y mejor, la potencia suplementaria de la ahora se dispone. Este aumento de potencia, a nadie se le escapa, propicia unas mejores sensaciones en la utilización del Cherokee en asfalto, máxime cuando el fabricante ha tenido también buen cuidado en mejorar la insonorización general del vehículo (motor con soportes hidráulicos y eje de equilibrado). Un detalle, este de la insonorización, que se agradece sobremanera. En suma, que el renovado Cherokee ofrece una buena relación precio/equipamiento, por el aumento en la dotación de elementos de serie y, lo mejor, por una revisión a la baja en sus tarifas.