Los inicios del regionalismo
Antes de las autonomías, ¿cuál era la configuración de España? ¿Cómo se vivía la identidad leonesa? La respuesta es que las regiones (León era una de ellas) no tenían poder administrativo y el nacionalismo leonés era sobre todo cultural
El concepto de regionalismo se refiere a situaciones de tensión y antagonismo territorial que tienen una proyección política, y se muestra como una ideología o un movimiento social y/o político. Como ideología explica una serie de problemas que considera regionales, que pueden ser culturales, económicos o políticos y les ofrece solución a través de un programa político determinado. Estas ideas se convierten en un movimiento social al transformarse en un comportamiento colectivo. El regionalismo en España no surgió antes de la Edad Contemporánea, que comenzó en 1808. Por lo tanto, no se debe relacionar la existencia de la Corona de Castilla o el Reino de León con los movimientos regionalistas contemporáneos, que nacieron en oposición al centralismo borbónico, así, por ejemplo, en el Reino de Granada no surgió ninguna conciencia regional. Durante el siglo XIX tuvieron lugar acontecimientos en los que representantes políticos de León se pusieron de acuerdo con sus homólogos castellanos para defender algunos intereses comunes. Esto ha sido usado por algunos historiadores para justificar el nacimiento del regionalismo de Castilla y León, pero tenemos que valorarlo en su justo término. Como afirma Juan Andrés Blanco en su reciente obra Regionalismo y autonomía en Castilla y León , en el regionalismo castellanista de ese momento primaba la defensa de intereses concretos, al margen de su adscripción regional. A saber, la burguesía triguera utilizó tangencialmente el castellanismo para defender sus rentas frente a los intereses de la burguesía catalana, que trataba de vender mejor sus productos industriales; por tanto, el anticatalanismo será otro referente de esta débil burguesía agraria, la cual también se alió, entre otros, con aragoneses, para salvaguardar sus pretensiones. Caciquismo burgués Las diputaciones provinciales de Castilla la Vieja y León realizaron algunos actos en común, como la construcción del pabellón de las Diputaciones Castellano-Leonesas en la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1930. Sin embargo, hemos de saber que estas instituciones eran los representantes genuinos del caciquismo de la burguesía terrateniente. La política caciquil se basaba en el control del poder por las élites económicas, para lo cual manipulaban el sistema electoral mediante diversos instrumentos y repartían puestos entre sus allegados. Sin embargo, la democracia triunfó en períodos como el que siguió a la -conocida como Gloriosa- revolución de 1868. No en vano, el intento más serio de organizar las regiones en España se produjo en la frustrada Constitución republicana de 1873. Asimismo, diversos intelectuales y/o políticos como Santiago Alba pretendían configurar un regionalismo castellano defensivo frente al pujante de la burguesía catalana. Por lo tanto, no podemos hablar de regionalismo castellanista en este período, ya que no se trata de una ideología que explique los problemas de un territorio concreto y proponga soluciones para ellos. Por supuesto, estos hechos no fueron capaces de aglutinar ningún movimiento social, ni, por otro lado, crearon un partido regionalista. No en vano, en este período, toda la región de Castilla (la Vieja y la Nueva) se identificaba plenamente con el conjunto de España, por lo que no se podía entender que se produjese la creación de una región castellana como tal.