Diario de León

La II República y el franquismo

La convulsión política acaecida tras la instauración del sistema republicano supondrá para los nacionalismos y regionalismos españoles un fuerte impulso en sus ambiciones de autonomía política. León no será ajeno a ese proceso

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David Martínez | Alberto Flecha
León

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Como apuntamos en la entrega anterior, dos eran las opciones más pujantes en León desde el siglo XIX en cuanto a regionalismo: la posible unión a Castilla y el leonesismo cultural. El primer caso reflejaba la convergencia de los intereses económicos de las elites castellanas y leonesas, que comenzó entre los productores de cereal del centro de la Meseta norte para proteger sus mercados frente a políticas que amenazaban sus intereses. Esta ideología se basó en el concepto de una región articulada en torno al Duero, que compartiría intereses económicos, una misma raza y una misma lengua. Buena muestra de ello fue la publicación en el Diario de León -en 1931- de un «Proyecto de Estatuto Castellano-Leonés». Además, en el plano político se consideró que la unión con Castilla proporcionaría la suficiente fuerza como para oponerse a los nacionalismos periféricos; y así, Misael Bañuelos llegó a redactar un estatuto de autonomía para Castilla y León que no pasó de ser un proyecto más dentro del contexto de las abundantes propuestas políticas que inundaron la Segunda República. Este regionalismo «castellano-leonés» apenas tuvo un contenido cultural que lo apoyara. Prosigue el leonesismo cultural No sucedió así con el regionalismo leonés, que continuó extendiéndose desde 1931 con grupos como «Veladas Leonesas» o el «Curso de Estudios Leoneses», impulsados por Miguel Bravo Guarida. Este movimiento, protagonizado por la burguesía y las clases medias leonesas, se afianzó durante la República. En 1933 se creó la asociación «Amigos de León» y fueron frecuentes las conferencias del grupo «Tradiciones Leonesas». El año siguiente se conmemoró el V Centenario del Passo Honroso en Hospital de Órbigo con la presentación por José Pinto y Odón Alonso del Himno a León, se inauguró la Biblioteca Regional y surgieron Orfeón Leonés y el «Grupo Pro León». Ya en el año 1935 se celebró el VIII Centenario de las Cortes Leonesas, que conmemoraban la aparición del primer parlamento del mundo; un acto que estuvo acompañado de una cierta inquietud anticastellana. Este movimiento cultural no tuvo un reflejo claro en organizaciones políticas, probablemente por no tener el apoyo de grupos económicos poderosos. No obstante, a partir de 1932, hubo intentos de dar al regionalismo leonés un contenido político cuando, según el sociólogo e investigador David Díez Llamas, la Diputación trató de redactar un estatuto leonés ayudada por los representantes en Cortes y los ayuntamientos de la provincia. Más adelante, en 1934, José Eguiagaray, en el Diario de León propuso la creación de una Liga Regional Leonesa, en consonancia con las ideas del catalanista Cambó, creador de la célebre Lliga Regionalista, y del que era buen amigo. Los años de la guerra La sublevación de parte del ejército en julio de 1936 enfrentó dos concepciones de España, también en cuanto al tema regional se refiere. Por un lado, los republicanos defendieron una descentralización basada en los estatutos de autonomía de las nacionalidades históricas, mientras que los rebeldes reivindicaron el denostado centralismo como solución al problema del separatismo. En nuestra provincia, la zona republicana se organizó como Consejo Interprovincial de Asturias y León, y en agosto de 1937 se proclamó soberano, pues cambió su nombre por Consejo Soberano de Asturias y León, un órgano que llegó incluso a emitir su propia moneda (los famosos Belarminos ). Este hecho muestra los fuertes vínculos existentes entre ambas provincias y abrió una nueva posibilidad en la transición democrática leonesa. Con la derrota del ejército republicano y la instauración de una dictadura personalista, la del general Francisco Franco, el Consejo astur-leonés y el resto de instituciones republicanas y regionales desaparecieron por completo.

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