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Publicado por
León

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|||| Hace 40 años, un 16 de enero de 1965 dos jóvenes y hasta entonces desconocidos montañistas argentinos conseguían lo que aún se considera como una de las grandes hazañas del montañismo en Patagonia. José Luis Fonrouge y Carlos Comesaña alcanzaban la cumbre del Fitzroy, rescatando el mosquetón de marca Cassin dejado como testimonio de cumbre por la expedición francesa del año 1952 y dejando en su lugar una bandera argentina. Éste constituyó el segundo ascenso al imponente macizo del Fitzroy y el primero por la hoy ya clásica y famosa supercanaleta. En el año 1947, en el curso de una exploración intentando descubrir la mejor ruta para ascenderlo, Hans Zechner localizó la larguísima canaleta que surca toda la pared oeste-noroeste y termina en la cresta sudoeste, poco antes de la cima. Esta supercanaleta tiene casi unos 1.800 metros, y es la ruta más natural para alcanzar la cumbre. El primer intento por esta ruta lo había realizado Weiskopf en 1962 quien luego, en diciembre de 1964, había repetido el intento en compañía de Carlos Bottazi, fracasando en ambos casos. Comesaña y Fonrouge formaban parte de un grupo de cinco personas, que se dividió antes de llegar al Fitzroy. Ya tenían una experiencia anterior, dado que el año previo habían intentado escalar el gigantesco y complicadísimo Diedrone. Cuatro días antes de abrir esta nueva ruta, habían realizado el primer ascenso mundial a la aguja Guillaumet; escalando en estilo alpino el espolón noroeste en un día y medio. El 14 de enero se dirigieron hacia la supercanaleta y realizaron la ruta con mucha rapidez, consiguiendo hacer cumbre y descender en solamente tres días, luego de haber equipado más de 20 largos. Comesaña y Fonrouge hicieron un ascenso al más puro estilo alpino, esto es, sin utilizar cuerdas fijas y sin ninguna clase de apoyo en la base.

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