El primer cuarto de Zapatero
Se cumple un año desde que Zapatero tomó posesión de su cargo como presidente y que constituyó su Gobierno. «Feliz y tranquilo». Así le ve su entorno. Junto a él, una importante nómina de altos cargos leoneses manejan asuntos clave para el país
«Imagínate cómo puede sentirse una persona que ha dedicado toda su vida a la política y hoy es presidente del Gobierno, feliz», comenta quien le trata a diario. «Feliz y tranquilo». Hoy hace un año que el leonés José Luis Rodríguez Zapatero tomó posesión de su cargo como presidente de España y que constituyó su Gobierno, tiempo que ha dedicado, según admite él mismo, a «arreglar rotos notables» del anterior Ejecutivo y a introducir en el lenguaje social conceptos como «paz, talante y ciudadanía», a costa de que se le atribuya cursilería. El segundo cuarto de la legislatura empieza tras doce meses en los que el joven presidente (44 años) se ha enfrentado a tres procesos electorales, incluido el del referéndum de la Constitución Europea, y a retomar la agenda internacional al margen del trío de las Azores . En este periodo ha realizado 62 viajes, 35 de ellos al extranjero. Pero el lugar que más veces ha visitado ha sido León: cuatro veces como presidente y dos más como secretario general del PSOE. En calidad del primer cargo viajó a la capital leonesa por primera vez el 22 de abril del año pasado. Era la primera vez que salía de Madrid como presidente. En León fue recibido por la corporación municipal y después participó en la lectura del Quijote. Posteriormente celebró un consejo de ministros. Fue la primera vez en la historia de la democracia reciente que un consejo de ministros ordinario se celebraba fuera de la capital. Sólo Aznar durante la crisis del Prestige convocó uno en Coruña. 143 actividades políticas Zapatero regresó a León en septiembre para cortar la cinta de la primera etapa de la Vuelta Ciclista a España. Al día siguiente, como dirigente socialista, presidió los actos de la fiesta minera de Rodiezmo y, por la tarde, acudió a la fiesta campesina de Ugal en Hospital de Órbigo. La última vez que estuvo de manera oficial en León fue en octubre, durante la celebración de la cumbre hispano-alemana. La próxima vez que lo hará será el día 1 de mayo, cuando recogerá el premio al Leonés del Año. «Ha sido un año frenético», explican en su gabinete: 27 entrevistas con presidentes de autonomías, 15 reuniones con agentes sociales, 25 entrevistas con líderes de formaciones políticas españolas, nueve comparecencias en el Parlamento, 65 respuestas en el Congreso a preguntas en sesión de control y 11 intervenciones en el Senado -es el primer presidente del Gobierno que ha pisado la Cámara Alta-. No ha pasado desapercibido en la provincia de la que salió diputado la herencia leonesa que se ha llevado consigo. Un ministro, tres secretarios de Estado, dos secretarios generales, varios directores generales, asesoras y altos cargos en otras instituciones del Estado componen la nómina leonesa del Gobierno de Zapatero. La batería leonesa del Gobierno Este plantel está manejando algunos de los asuntos de mayor trascedencia y actualidad en el país. José Antonio Alonso, titular de la cartera de Interior, tiene encomendada la difícil tarea de mantener vivo el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo, reformar el sistema policial y crear políticas preventivas contra la inseguridad ciudadana. Sus decisiones, por ejemplo, también han sido esenciales durante las crisis provocadas por los temporales de nieve. Revolucionará, además, la seguridad vial implantando por primera vez en España el carné de conducir por puntos. En las secretarías de Estado se encuentran la diputada berciana Amparo Valcarce (Asuntos Sociales), el jurista leonés Luis López Guerra (Justicia) y la diputada alicantina, aunque originaria de Sabero, Leire Pajín (Cooperación Internacional). El departamento de Amparo Valcarce, la número dos del Ministerio de Trabajo, está manejando asuntos clave para la renovación del sistema social español. De ella depende la subida de las pensiones y el destino de las ayudas a todo tipo de colectivos protegidos. También tiene una labor fundamental en la lucha contra la violencia de género y en su secretaría se toman decisiones como cuánto va a crecer el número de beneficiarios de los viajes del Imserso o con cuánto dinero podrán contar cada año las onegés. Luis López Guerra es menos conocido en la actividad política porque hasta ahora había centrado su carrera en la judicatura. Antes de ser secretario de Estado de Justicia era diputado regional en la Asamblea de Madrid. Y antes de ir como número tres en la candidatura de Rafael Simancas, López Guerra había sido vicepresidente del Consejo General del Poder Jodicial y también vicepresidente del Tribunal Constitucional. Ahora debe resolver la puesta en marcha de un nuevo sistema judicial, tanto desde el punto de vista legislativo como estructural. De momento, en este año ha aprobado la creación de los Juzgados de Violencia de Género, que según anuncia se pondrán en vigor el próximo día 29 de junio, la potenciación de los tribunales superiores de justicia como segunda instancia penal. En el plano político, el secretario de Estado de Justicia es permanentemente preguntado por los periodistas en relación a la actuación de la Consejería de Sanidad en el caso del Hospital Severo Ochoa y deberá lidiar con la Iglesia para que no malentienda una más que probable reforma legal que la pondrá en igualdad de condiciones que el resto de confesiones religiosas. Leire Pajín Ariola -ilustrada sobre estas líneas- es la secretaria de Estado de Cooperación Internacional, un departamento que Zapatero ha querido reavivar. Es el enlace del Gobierno con los diferentes movimientos sociales y la cara amable del Ministerio de Asuntos Exteriores. Entre los expedientes que rondan por su despacho, quizá uno de los más importantes sea el que recoge las bases para alcanzar a final de legislatura un 0,5% del PIB para destinarlo a proyectos de desarollo. Se la ha visto en Indonesia, donde acudió junto al ministro Moratinos para conocer el desastre del tsunami. También ha viajado a los campos de refugiados del Sáhara, a quienes ha doblado la ayuda humanitaria diezmada en los últimos cuatro años del gobierno de Aznar. En el organigrama del Gobierno también está el arquitecto Javier Ramos, secretario general de Vivienda. Si hay alguien que ha estado de actualidad durante la última semana es él. En su departamento se barajan proyectos como la creación de las «miniviviendas» de 30 metros cuadrados para alquiler. Otro de los secretarios generales es Raimon Martínez, titular de Turismo. A León le afecta todas las determinaciones que adopte respecto al Camino de Santiago o la Vía de la Plata. La creación de nuevos paradores nacionales también depende de él, al igual que está en sus manos relanzar el turismo español en un tiempo de crisis para el sector. Desde la agenda mediática de ZP Más altos cargos leoneses que desempeñan importantes funciones en el gabinete de Zapatero son Angélica Rubio, directora general de Coordinación Informativa. La periodista, locutora de Radio León hasta que fue designada en el cargo, se encarga, entre otros muchos asuntos, de la agenda mediática del presidente. Otro director general leonés en la Administración es Rogelio Blanco, titular de Libro, Archivos y Bibliotecas. Aunque su departamento trabaja en importantes proyectos, Blanco trascendió por su anuncio de suprimir los descuentos en los libros de texto para apoyar a las librerías. Entre otro personal de confianza de Zapatero está el jefe de Seguridad de La Moncloa, el ex comisario de León Segundo Martínez; la delegada del Gobierno en Madrid, Pilar Esther; el presidente de la Sociedad Española de Equipamientos e Infraestructuras Penitenciarias, Benigno Castro; el director de Seiasa del Norte, Graciliano Palomo, y las asesoras Emma Muñiz y María Fe Santiago. El presidente Zapatero -en el lenguaje de la mercadotecnia ZP- cumple hoy su primer año como presidente del país. Se convierte así en el cuarto mandatario leonés del Gobierno en la era constitucional, después del Duque de Frías (1838), Manuel García Prieto (1905-1922) y Félix Gordón Ordás (1936), presidente de la República en el exilio.