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Turquía: la otra visión de los hechos «Mi familia forma parte de la tragedia vivida»

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León

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|||| La versión turca de los hechos que ocurrieron en 1915, es muy diferente a la que cuentan los armenios. El consejero de la Embajada de Turquía en Madrid, Ayhan Enginar, declaró en exclusiva para Diario de León que «no se puede calificar gratuitamente de «genocidio» un episodio histórico extremadamente complejo sin analizar previamente de forma exhaustiva todos los factores y hechos que lo conforman». Enginar dio su visión: «Lo que ocurrió en tiempos de la Primera Guerra Mundial fue que en las provincias aledañas a la Rusia zarista y a otras áreas de influencia internacional, como el este y sudeste de Anatolia, milicias armenias armadas y uniformadas se dedicaron a sabotear la campaña militar otomana contra el enemigo, y llevaron a cabo masacres de población civil no armenia con el fin de cambiar la demografía de las regiones donde vivían. La reacción del Gobierno otomano fue realojar a esta población en áreas del Imperio lejanas a las zonas de conflicto y a las fronteras. Durante este realojamiento de los armenios, en las condiciones de higiene y transporte del año 1915, y mientras el país estaba en una guerra a vida o muerte, se produjo una gran pérdida de vidas que, naturalmente, lamentamos». El consejero de la Embajada turca recuerda que los responsables del Gobierno otomano de aquella época fueron asesinados durante los años setenta, en una campaña terrorista llevada a cabo por Asala (Ejército Secreto de Liberación Armenio): «Esta campaña se cobró dos vidas en esta Embajada en 1978; una de las víctimas fue la esposa del Embajador en Madrid». El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan ha invitado al Presidente de Armenia, Robert Kocharian, a crear una comisión de estudios históricos conjunto. «Hoy en día, Turquía cuenta con una comunidad de cerca de setenta mil armenios que son ciudadanos con iguales derechos que el resto de sus conciudadanos, y disfrutan de las libertades y derechos humanos de un país democrático», asegura Ayhan Enginar. |||| El pueblo armenio perdió dos terceras partes de los habitantes que vivían bajo el dominio otomano, y una cuarta parte de los que vivían en el Imperio ruso, además de su patria histórica. Desde entonces, los armenios se han acostumbrado a vivir en el exilio, bien por ser descendientes de los que entonces se tuvieron que marchar, bien por sufrir las consecuencias económicas y la escasez que hasta hoy ahogan a la población. Vahe Hambardzumyan es armenio, pero lleva once años viviendo en España. Experto en la cultura e historia de su país, Vahe es consciente de que su familia forma parte de la tragedia vivida a principios del siglo XX. Sus antepasados residían en la parte más oriental de Armenia, la menos afectada durante los años 1915 y 1916. «Pero el genocidio no acabó ahí», recuerda, «entre 1918 y 1920, cuando el ejército de los nacionalistas turcos invadió el territorio de Kars, que actualmente forma parte de Turquía, nos tocó a nosotros también, vivir la barbarie». El bisabuelo de Vahe contaba que su familia la formaban más de sesenta personas. Cuando tenía trece años se produjo la invasión turca. En ese momento, se encontraba con una hermana mayor trabajando en el campo. «Las noticias de la masacre llegaron rápido, y los dos niños se escondieron en una fosa y esperaron a que llegara la oscuridad para huir -relata Vahe-. Esa misma noche, partieron hacia la línea de frente de las guerras armenio-rusas, y se convirtieron en los dos únicos supervivientes de mi familia paterna». Su bisabuelo era todavía un niño cuando se alistó en el ejército. Aunque cayó prisionero de las fuerzas turcas, consiguió escapar y esconderse hasta el final de la guerra. Generación tras generación Su historia materna es similar a la anterior. Su bisabuelo regresaba a casa después de luchar en el frente armenio y encontró a su mujer ahogada en un pozo. Ninguna noticia de su hija, una pequeña de dos años de la que nada se supo. Vahe Hambardzumyan cuenta que la suya es la cuarta generación desde que ocurrieron las historias paralelas de su familia. «Hemos heredado de nuestros antepasados esos sentimientos de inmenso dolor, añoranza y de rabia, pero yo no odio a los turcos, yo no odio a nadie, aunque sepa el daño que hace años hicieron a mi tierra y a mi gente», asegura Vahe.

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