EL PRIMER DÍA
«Ya han pasado varios meses desde el desalojo y aún tenemos pesadillas»
|||| «Mi hija me llamó por teléfono poco tiempo después de que llegara al trabajo y volví al barrio corriendo». Aquel jueves 27 de enero Isabel había pasado intencionadamente, antes de ir a su trabajo, por la zona que habían acordonado el martes anterior para ver en qué trabajaban. «A las 08.15 horas, mi hija mayor se despertó porque el crujido de las paredes y los muebles, como ya estábamos todos con la mosca detrás de la oreja, empezó a avisar a todos los vecinos, a la vez; desde el portal, un bombero hacía lo mismo», cuenta Isabel. El bombero les pedía que con el pijama puesto salieran a la calle y que sólo cogieran ropa de abrigo. «Cuando llegué al barrio, al poco tiempo de recibir la llamada de mi hija, no me dejaron acercarme hasta donde ellos estaban, no pude encontrarla hasta las doce de la mañana, fueron los momentos más angustiosos», asegura, ya que uno de los rumores que corría entre los vecinos que esperaban expectantes en la calle estaba el de que un edificio se había caído. Cuando por fin encontró a su hija Maribel la joven no pudo evitar llorar, «de hecho, llego a tener una crisis de ansiedad por el mal rato vivido en nuestra propia casa». Isabel explica que cuando se produjo el primer socavón también se rompió una tubería de gas y que fue por este motivo por lo que desalojaron una zona tan amplia. «Después, todos los vecinos fuimos a la zona que había habilitado el Ayuntamiento en el barrio hasta que se supiera qué iba a ocurrir con los vecinos desalojados. Esa misma noche nos alojaron en el hotel del Putxet, en el que ahora vivimos, a pesar del tiempo aún tenemos pesadillas y psicosis». 1396927554