Diario de León

Mas papistas que el Papa

Grupos preconciliares a la derecha del Papa piden misa en latín y un cisma

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M. SIGNO | corresponsal roma
León

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Cuando el pasado 19 de abril se anunció al mundo el nombre del nuevo Papa, los sectores más liberales de la Iglesia no pudieron evitar una cierta desilusión. El hasta ese momento cardenal Joseph Ratzinger no se había destacado precisamente por sus simpatías por los movimientos más progresistas dentro de la Iglesia Católica. Desde la Congregación para la doctrina de la Fe, el antiguo Santo Oficio, se le ha considerado como el guardián del dogma. Si a Benedicto XVI no le gustan las desviaciones «por la izquierda», tampoco simpatiza con aquellos que defienden una iglesia preconciliar. Por eso no hay que sorprendenderse si en su primera homilía en la Capilla Sixtina ante los cardenales que lo habían elegido Papa, Joseph Raztinger insistió en «la voluntad de proseguir la actuación del Concilio Vaticano II». Los desilusionados han sido aquellos que pensaban que con Benedicto XVI habría una vuelta a la misa en latín y que en el Vaticano se olvidarían de las «herejías» del Concilio organizado por Juan XXIII y más tarde continuado con Pablo VI. Entre los grupos ultratradicionalistas el más conocido es el fundado por el obispo francés Marcel Lefebvre llamado Fraternidad de San Pio X. Excomulgado por Juan Pablo II en 1988, fue el cardenal Ratzinger quien se enfrentó con el obispo de Econe en las reuniones que tuvieron lugar entonces. La ruptura entre el obispo y Roma se materializó cuando, no obstante todos los intentos de llegar a un acuerdo, Lefebvre ordenó nuevos obispos. Aunque el obispo murió en 1991, la Fraternidad San Pio X es hoy una potencia que está presente en 53 países, cuenta con 450 sacerdotes, 178 seminaristas, 108 monjas, dos universidades y siete seminarios. En ambientes lefebvrianos la elección de Joseph Ratzinger fue recibida con alegría, tanto que el superior general, Bernard Fellay manifestó que la elección del cardenal alemán suponía la «esperanza para salir de la profunda crisis de la Iglesia Católica». El cisma de Lefebvre no ha sido el único con el que se ha tenido que enfrentar la Iglesia Católica tras del Concilio Vaticano II. Sin tanto poder existen otros grupos separados de la Iglesia como es el Istituto Mater Boni Consilii. Los miembros de esta congregación siguen las ideas de Guérard des Lauriers, un dominico muerto en 1988 que había sido expulsado de la Universidad Pontificia Lateranense. Fundado por cuatro sacerdotes italianos de la Fraternidad de Lefebvre, sus seguidores consideran vacante la sede vaticana desde la muerte de Juan XXIII, último Papa al que reconocen: «el Papa existe materialmente pero no formalmente», declaran. Por ello en las iglesias del instituto, durante la calebración de la Misa, no se menciona el nombre del pontífice. La casa madre del Instituto está en Turín y tienen sedes en Francia, Bélgica y en varias ciudades italianas. Tampoco la Asociación Santa Maria Salus Populi Romani está de acuerdo con el Papa. Formada por laicos, publica una revista: Il nuovo conservatore cattolico, dirigida por Stefano Filiberto. Añoranza Hay otros que aún se mantienen dentro de la Iglesia católica. El cardenal Joseph Ratzinger como prefecto de la Congregación para la doctrina de la Fe, los ha tenido siempre bajo un estricto control con la intención de evitar otro cisma como el de Lefebvre. La vigilancia de las posibles herejías la ha realizado la Comisión Pontificia Ecclesia Dei, hoy bajo la dirección del colombiano Darío Castrillón Hoyos, prefecto de la Congregación del Clero. La Asociación Inter Multiplices Una Vox agrupa a todos aquellos que añoran la vieja liturgia latina y en su sitio internet se pueden encontar artículos sobre el tema. Este grupo consiguió en 2003 la celebración de una misa tradicional en la Basílica de Santa María la Mayor de Roma. Algunas de estas asociaciones están muy cercanas a movimientos de extrema derecha y ya en 1999 los servicios secretos italianos avisaron de los peligrosos intercambios entre Militia Cristi, un grupo ultrarreligioso y la fascista Forza Nuova. Uno de los temas de batalla es el aborto con posiciones cercanas a los conservadores norteamericanos. Y es en EEUU donde han nacido algunos de estos institutos religiosos como los Memoristas del Sacro Cuore, que siguen la regla del Carmelo pero no pertenecen a la Orden Carmelita. Su sede está en Pennsylvania al igual que la de Fraternitas Sacerdotalis Sancti Ioanni. En Francia está la Fraternitas Sacerdotalis Sancti Vicenti Ferreri, formada por monjes dominicos fuera de la Orden. El Monasterio Benedictino de Fontgombault, en Bourges, cuenta con un centenar de monjes y ha abierto una casa en Tulsa (EEUU). Unidas por estrechos lazos estan las Abadías benedictinas de Sta Madeleine, con 60 monjes y la de Notre-dame-de-l'Assomption, de monjas. La Unione San Giovanni Maria Vianney, cuya casa central está en Santos, Brasil, tiene fieles en toda Sudamérica. Su fundador, monseñor Rangel, recibió la ordenación obispal de los lefebvristas sin el beneplácito papal. A punto de ocasionar un cisma con Roma, tras un largo proceso de reconciliación, el cardinal Castrillón consagró obispo a su sucesor, Fernando Areas Rifan. El Vaticano ha preferido hacer la vista gorda en aspectos como el de la misa en latín siempre que estos institutos se mantengan dentro de la jerarquía de la Iglesia sin llegar a ordenar obispos. Todos estos grupos esperan palabras de aliento de Benedicto XVI, un Papa que cultiva una religiosidad «coloreada, barroca y mozartiana», según sus propias palabras, pero que rechaza el apelativo de Gran Inquisidor».

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