Experimentos con ratones

|||| En principio, Nishimura y sus colaboradores trabajaron con ratones, observando cómo las mutaciones en el gen BCL2 provocaban distintos patrones de canas en los animales. ¡Cuando el gen BCL2 era eliminado, los ratones se volvían canosos al poco tiempo de nacer! La razón era que sus melanoblastos morían prematuramente. El grupo de Nishimura también estudió la expresión del gen MITF. Esta vez no sólo en ratones, sino también en humanos de entre 70 y 90 años. Los resultados confirmaron que la formación de canas se debe a la muerte de los melanoblastos, esas células madre de melanocitos. Una producción desaforada de melanocitos puede provocar un tipo de tumor conocido como melanoma. Entre algunos de los mitos que conviene desterrar, hay que decir que no es cierto que arrancar canas provoque la aparición de más. La creencia se debe a que la aparición de las canas una vez se inicia, raramente se detiene. De las canas se habla hasta en el Antiguo Testamento: la fuerza es la gloria de los jóvenes, las canas son el esplendor de los ancianos (Proverbios 20).