Diario de León

La ciencia desvela el secreto de las canas

Las células madre, la osteoporosis y ciertos tipos de cáncer también están relacionados con el misterioso proceso de encanecimiento, aunque se ha descartado que los tintes para el pelo provoquen tumores

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MARTA VILA | texto EDGARDO | dibujo
León

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Einstein, Darwin, Rafael Alberti y Valle-Inclán¿ ¿qué tienen en común estos cuatro personajes? Casi seguro que todos hemos pensado en cuatro hombres notablemente canosos. Odiadas por muchos y disimuladas por muchas, las canas son un signo de envejecimiento y por tanto un objetivo deseable en términos de investigación en nuestra cultura de la eterna juventud. Sin embargo, los mecanismos biológicos que conducen a su formación han sido un misterio para la ciencia hasta muy recientemente. Tres trabajos de investigación publicados en los últimos dos años han revelado relaciones casi increíbles entre esas «hebras plateadas» y algunos tipos de células madre, así como con las causas de la osteoporosis y de determinados tumores (melanomas). Fue en 2004 cuando tres investigadores franceses publicaban en British Journal of Dermatology que la formación de las canas se debía a una pérdida específica de melanocitos en la raíz del pelo (folículo). Los melanocitos son células productoras de melanina, sustancia que colorea el pelo. Esa pérdida afecta sólo a dos zonas, el bulbo folicular y una región conocida como ORS. Por algún motivo desconocido, los melanocitos de zonas próximas no se pierden. Los tres autores del trabajo, Commo, Gaillard y Bernard, pertenecen a la división científica de la compañía cosmética L'Oreal. Además, descubrieron que en las canas sí continúa habiendo melanocitos, si bien son tan pocos que la melanina que producen no es suficiente para apreciar coloración en el pelo. Su trabajo ha sido clave, ya que anteriormente existían ciertas dudas sobre si las canas se debían a problemas en la síntesis de la propia melanina o incluso en la transferencia de la melanina desde los melanocitos a otras zonas del cabello. Evidentemente, el interés de esta empresa cosmética es hallar un modo de controlar el descenso de melanocitos para detener así el encanecimiento del cabello. Bases genéticas El cómo encanecemos está determinado genéticamente, al menos en parte. De hecho, es fácil encontrar similitudes en el patrón encanecimiento de parientes cercanos: por ejemplo, la edad a la que aparecen, la velocidad con que se forman y las zonas donde se concentran. Recientemente se ha descubierto que al menos tres genes condicionan que un pelo pigmentado se convierta en una cana. Los científicos los han bautizado como BCL2, GL y MTIF. En febrero de 2005 la revista americana Science publicaba un bombazo: un grupo de investigación encontraba por casualidad la conexión entre la formación de las canas y la de ciertos tumores (melanomas). Los autores son la japonesa Emi Nishimura y los estadounidenses Scott Granter y David Fisher, quienes explican que la pérdida de melanocitos que da lugar al pelo canoso se debe a un problema en las células madre (precursoras) de los melanocitos: un tipo celular que se conoce como melanoblastos. David Fisher sugiere que las personas con encanecimiento prematuro podrían presentar una mutación concreta del gen BCL2. Sin embargo, este investigador hace hincapié en que su objetivo no es prevenir las canas ni trabajar puramente capilares, sino que su investigación se centra en conocer mejor cómo se forman los melanomas. «Si hemos estudiado los melanocitos de las canas es porque son melanocitos que mueren de modo natural.... y saber cómo mueren es de gran valor para diseñar una estrategia terapéutica contra los melanomas». Canas y osteoporosis El que un tercer gen (GL) esté involucrado en la formación de canas no es ninguna sorpresa. Sin embargo, un trabajo sobre el gen GL publicado en 2003 por las universidades de Montreal (Canadá) y el Consejo Nacional de Investigación italiano sorprendió a la comunidad científica. Nader Chalhoub y sus colaboradores publicaban en Nature Medicine que el gen GL está involucrado en la fisiología del tejido óseo y en la maduración y funcionamiento de los melanocitos. Observaron que los ratones de laboratorio con mutaciones en el gen GL desarrollaban canas, a la vez que una patología ósea concreta, la osteopetrosis. Además, morían a las 3-4 semanas de nacer. La osteopetrosis es una rara dolencia que también existe en humanos y que en su variante más grave es mortal. Se produce cuando unas células óseas llamadas osteoclastos han tenido muy poca actividad durante el desarrollo embrionario del individuo. Paradójicamente, cuando esos osteoclastos han presentado demasiada actividad existe mayor riesgo de que, si el bebé es niña, desarrolle osteoporosis tras su menopausia. Fumar provoca canas Las canas siguen manteniendo a la comunidad científica en vilo gracias a un par de expedientes X. En 1996 la revista British Medical Journal publicaba un estudio que afirma que los fumadores presentan cuatro veces más probabilidad de encanecer prematuramente que los no fumadores. La razón no se conoce todavía. Otro misterio relacionado con las canas proviene de la quimioterapia contra el cáncer. Muchos pacientes pierden su cabello tras las aplicación de este tipo de tratamiento. Curiosamente, existen informes clínicos que detallan cómo a algunos pacientes canosos a quienes se les ha tratado con quimioterapia, les vuelve a nacer pelo de su color original. Este fenómeno sugiere es posible estimular la producción de melanocitos de modo que un pelo cano vuelva a crecer pigmentado. Los científicos que descubran cómo estimular a esos melanocitos habrán hallado la gallina de los huevos de oro. De la noche a la mañana ¿Se imagina usted que su cabello se tornara blanco de un día para otro? Pues ese fenómeno, conocido como encanecimiento repentino, es un mito frecuentemente repetido en literatura. En 1816 Lord Byron lo mencionaba en su soneto El prisionero de Chillon, aunque se describe más gráficamente en Los Miserables, donde Víctor Hugo hace encanecer al protagonista, Jean Valjean, tras una noche horripilante. Ojo, el encanecimiento repentino no es un cuento chino y ha sido documentado por los historiadores. Por ejemplo, el santo inglés Tomás Moro (a quien Juan Pablo II declaró patrón de políticos y gobernantes) y la reina francesa María Antonieta encanecieron de modo notorio en una sola noche: la víspera de sus respectivas ejecuciones en 1535 y 1793. La explicación científica se debe a un fenómeno bien conocido por casi todos nosotros: el estrés puede provocar pérdida de cabello. Lo que les ocurrió al santo y a la reina antes de perder sus respectivas cabezas es que sufrieron una importante caída de pelo en un periodo de tiempo muy breve. Como el pelo canoso es más resistente a la caída, la alopecia repentina afecta mayoritariamente al pelo pigmentado. En otras palabras, se les cayó el pelo -nunca mejor dicho- de color, conservando el pelo canoso. Por tanto no es que su pelo encaneciese durante la noche, sino que el cabello cano que ya tenían resistió la caída provocada por el estrés ante tan fatídico destino.

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