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Citroën C1, el chevron se viste de urbanita... desenfadado

Carrocerías de tres y cinco puertas, dos motores (gasolina y diesel) y dos acabados. El diminuto de Citroën se llama C1 y llegará a partir de la próxima semana con una tarifa entre 8.550 y 11.150 euros

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JAVIER FERNÁNDEZ | texto JAVIER FERNÁNDEZ | texto
León

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La segunda aparición del triunvirato Toyota Aygo-Citroën C1-Peugeot 107, ha podido probarse hace escasamente una semana: el C1 viene a abrochar -por abajo- los abigarrados catálogos del chevron ; donde, ahora sí, ya no falta nadie... salvo el ampuloso C6 que aún tardará algunos meses en desembarcar en los concesionarios. Con el C1, Citroën redondea sus gamas de acceso: C1, C2, C3 y C3 Pluriel. Una completa oferta de carrocerías, acabados y motorizaciones para dar gusto a un amplio abanico de usuarios, como corresponde a la más pura filosofía de fabricante generalista. Sencillo y original (lo de la originalidad, ya se sabe, viene a ser una «firma de la casa» en Citroën) el C1 se convierte en el benjamín de la marca, lo que no le impide gozar de una habitabilidad casi «panorámica» -cuatro plazas- para sus contenidas cotas exteriores. Aunque la mejor baza la juega nuestro protagonista en unos trazos que enamoran al primer golpe de vista: ejes situados justo en los extremos de una carrocería (tres o cinco puertas) línea trufada de exclusividad estética, con redondeces por doquier (abombado capó, marcados aletines, generosos grupos ópticos...) y una compacidad digna de los más afamados urbanitas. Citroën propone dos niveles de equipamiento para el nuevo C1: X y SX, básico el primero y más completo el segundo. El acabado X, que se ofrece solamente con la carrocería de tres puertas y el motor de gasolina, comporta elementos como la dirección asistida, los frenos con ABS, repartidor electrónico de la frenada y un sistema estabilizador de la frenada en curvas (CSC), un airbag de conductor de gran tamaño (60 litros) y desactivable el del acompañante (90 litros), cinturones de seguridad de tres puntos dotados de pretensores pirotécnicos y limitador de esfuerzo, además de retrovisores exteriores regulables mecánicamente desde el interior. El superior acabado SX, disponible para las dos carrocerías y los dos motores, añade airbag laterales, elevalunas eléctricos, cierre centralizado con mando a distancia y la banqueta posterior dividida en dos partes y dotada de anclajes Isofix para sillas de niños. En el plano mecánico y siguiendo con la filosofía urbana del C1, el fabricante opta por motorizaciones de las tenidas por económicas: el gasolina tricilíndrico de un litro de cilindrada (68 CV) y el turbodiesel sobradamente conocido en los catálogos de PSA que cubica 1.4 litros y entrega -en este caso- 55 caballos. En ambos casos se unen a una caja manual de 5 velocidades, aunque la versión de gasolina puede pedirse también con la caja automática SensoDrive, que no implica incremento alguno de consumo habida cuenta que la cifra de homologación, para el consumo medio, se sitúa en los mismos 4,6 litros que la versión manual. En nuestra toma de contacto con el C1, el fabricante puso a disposición de los informadores la mecánica de gasolina (construida en aluminio y con sistema de distribución variable VVT) que se muestra tan agradable como prestacional a la hora de mover el C1, sobre todo cuando se trata de desplazarse por la ciudad que es, como fácilmente puede suponerse, donde el C1 juega sus mejores bazas. En el plano de distinción estética respecto al Aygo de Toyota, que ha sido el primero en salir a la palestra, el C1 hace gala de su mayor muestra de identidad en el volante específico, con el chevron bien visible en el centro de las tres palas y la regulación en altura solidaria con el cuadro de instrumentos modular. Apuntar también que el diseño general del coche prescinde del tradicional portón trasero, sustituido aquí por una luneta «practicable» de generosas dimensiones que hace las veces de portón y que, dicho sea de paso, le queda muy bien estéticamente. En suma, que Citroën aborda con el C1 un subsegmento, la parte baja del escalón de puros utilitarios, hasta ahora escasamente visitado por el fabricante, lo que, por ende, viene a suponer todo un reto para el constructor galo. Tanto las impresiones visuales como las dinámicas hacen pensar en un coche que, sin duda, tendrá, nada más que llegue a las vitrinas de los concesionarios, un buen número de potenciales adeptos. Para abrir mercados La aparición del C1 supone todo un reto comercial para Citroën, habida cuenta que el subsegmento de militancia (el escalón más bajo del B1) es puramente testimonial en España. Precisamente por eso el fabricante hace especial hincapié en la versión de cinco puertas, puesto que se trata de -casi- una primicia y también porque Citroën ya cuenta con otros modelos de tres puertas en los catálogos de utilitarios y polivalente, como es el caso del C2, el C3 y C3 Pluriel. Las previsiones del fabricante apuntan hacia la comercialización, en nuestro país, de 1.500 unidades del C1 hasta finales del presente año 2005, subirán hasta las 7.500 en año completo (el próximo 2006). Ahora bien, por mucho que se hable de «mercado inexistente», las 300.000 unidades previstas para los tres modelos de la conjunción (Toyota Aygo, Citroën C1 y Peugeot 107) bien podrían «crear mercado». Como tantas veces, los máximos responsables de PSA mantienen que sus uniones tecnológicas con otros fabricantes seguirán siendo sólo puntuales y la llegada de estos tres modelos no suponen, en modo alguno, que PSA vaya a iniciar consorcio alguno con el fabricante nipón. Así que, de momento, el «tripartito» se queda exclusivamente en los tres ejemplares que ahora se lanzan al mercado.

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