Toda una vida dedicada a saltar al vacío

Aunque ya no existe material clasificado entre los ejércitos del mundo aún algunos países, como Francia, ocultan parte de sus investigaciones al resto. Sobre todo, en encuentros como en el que han participado esta semana los paracaidistas de siete países en el base del Ejército del Aire de la La Virgen del Camino. Los cerca de 175 militares que se concentraron durante esta semana han practicado técnicas de adiestramiento de infiltración de patrullas en alta cota. En concreto, las técnicas Haho o Halo. La traducción del inglés de la primera hace referencia a los saltos que se realizan a alta altitud y en la que los militares abren el paracaídas también a mucha altura, la segunda, cuando después de una larga caída al vacío abren el paracaídas a tan sólo dos mil metros de distancia del suelo. Los militares italianos, argelinos, egipcios, holandeses, franceses, portuguses y españoles han saltado durante estos días a más de diez mil metros de altura. En este tipo de lanzamientos es imprescindible el oxígeno. Las botellas que cargan suelen permitir vuelos de casi media hora y generalmente dejan de usarlas cuando alcanzan los cuatro mil metros de altura. A pesar de que su relación con el aire parece apuntar que pertencen a esta rama del Ejército, los paracaidistas están ligado al Ejército de Tierra porque una vez aterrizado se convierten en una avanzadilla que pasa toda la información necesaria, incluidas imágenes. Además de volar, son expertos en técnicas de supervivencia en territorio enemigo y transmisión de datos. Durante el vuelo, los paracaidistas tienen que controlar cerca de 160 kilos. En este peso se incluye su cuerpo y una serie de aparatos para el control de la navegación, el oxígeno y todo lo necesario para sobrevivir y realizar su trabajo una vez tomado tierra, además de sus armas. «Para ser paracaidista es necesario que te guste el mundo de la aventura y la actividad aeronaútica», apuntó el coronel y segundo jefe de la Brigada Paracaidista, Fernando Lázaro. Además de su condición física se les exige un alto nivel de conocimiento y preparación psíquica. España es uno de los países punteros, junto con Francia, en técnicas de profundidad. Pero la mayor diferencia entre los países radica en la producción de su material. Muchos de ellos lo compran a Estados Unidos o al país galo, que son los mayores productores. España se autosuministra de pertrechos, produciendo casi todos los elementos, salvo lo relacionado con el oxígeno. Después, los ejércitos suelen compartir las mismas técnicas y por este motivo y para aprender unos de otros, ser reúnen anualmente, la pasada semana en León.