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Escritora

«Cuba pone en duda nuestra resignación al capitalismo»

La escritora madrileña presentó en León «El lado frío de la almohada» novela en la que hace un alegato del régimen de Fidel Castro en el país caribeño, que considera una referencia

JESÚS

León

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Belén Gopegui (Madrid, 1963) llegó a la literatura después de culminar una carrera de Derecho que no colmaba su espíritu crítico y creador. Logra publicar, con 30 años, su primera novela, La escala de los mapas . Aquello fue en 1993. Su última obra, El lado frío de la almohada, rompió el año pasado más que una lanza a favor de la revolución cubana. Lo que aparentemente podría ser una novela de espías se ha convertido en un aldabonazo para llamar la atención sobre el país caribeño más allá de tópicos y condenas. -Acaba de llegar de La Habana, me imagino que habrá tenido una gran acogida después de publicar «El lado frío de la almohada». -La verdad es que sí. Lo primero que hicieron fue editar el libro en Cuba, incluso incorporaron las entrevistas que habían aparecido aquí con un prólogo. Me invitaron a presentarla en la feria del libro y ahora he participado en un congreso sobre el terrorismo. Cuando intervine el público fue muy cálido. -¿La consideran un poco «cubana» desde que publicó su novela, en la que hace una defensa de la revolución cubana poco frecuente en el contexto occidental? -Mucha gente se pensó que la revolución cubana se iba a venir abajo después de la caída de la Unión Soviética y al ver que no y que lo están haciendo bien están recuperando muchos apoyos. El congreso del terrorismo era fundamentalmente Latinoamericano, de personas de muchos países por lo que yo no era nada singular. Yo soy una más. -¿Cómo ve el país ahora? -En este último viaje casi no he tenido tiempo de verlo, pero creo que están en un momento bueno porque ahora con China y con Venezuela van a poder por lo menos sortear algunas de esas medidas del bloqueo que son un chantaje de los Estados Unidos, que no les deja, por ejemplo, vender níquel. Ahora lo van a vender a los chinos. -¿Cree que se está abriendo una brecha en América Latina después de tantos años? Venezuela, Brasil, ahora Bolivia están planteando un discurso que rompe con la «balsa de aceite» del neoliberalismo. -Se está planteando sin ninguna duda, pero hemos visto tantos discursos progresistas machacados por la violencia que siempre tienes un poco de miedo. En este caso creo que va a ser más difícil porque son muchos países. Algunos desde posiciones más prudentes, como puede ser Brasil y en otras desde posiciones más valientes como pueda ser Venezuela, pero lo que han visto es que el modelo neoliberal en Latinoamérica sólo les ha hecho daño, ha creado más paro y ha creado ruina. Estos países intentan hacer otra cosa que pueda tener a toda la población bien y no sólo a una minoría. -¿Ha suscitado el libro el debate que pretendía dentro de la izquierda en España? -Ha resultado un cierto debate lo cual me agrada. A mí me interesaba que también sirviera para hablar de lo que trata el libro, No se ha quedado en una pura discusión interna de libros de escritores para escritores. Para mí el debate nunca es suficiente porque me parece que la revolución cubana afecta a la política española en el sentido de que pone en duda la resignación que hay aquí («el capitalismo es lo único que hay, qué se le va a hacer...»). -¿Por qué se produce ese cambio en la visión de la revolución cubana entre la izquierda: de ser apoyada por todos a condenarla? -Lo que cambia son los intelectuales y la izquierda. Cuba no ha empezado a comportarse de forma diferente, si acaso muchas cosas que se le han criticado las ha ido rectificando. Yo creo que lo que cambia es la izquierda española que, como mucha izquierda europea hay un momento en que se resigna, aunque ahora está empezando a cambiar. Inevitablemente, apoyar Cuba implica más riesgo que apoyar el problema del Sáhara u otras causas que no ponen en cuestión el sistema capitalista. Puedes apoyar que se solucione el hambre en África, pero si apoyas que se solucione el hambre en África expropiando a las empresas europeas o americanas entonces sería comprometido, cosa muy distinta a si sólo es llevando donativos. Apoyar la revolución cubana supone cuestionar la propiedad privada. -¿No han tenido que ver en este abandono los capítulos no tan positivos de la revolución: las ejecuciones no tan lejanas y la falta de libertad de expresión? -De los famosos 75 disidentes a ninguno se le encarceló por lo que escribía sino por cobrar dinero de la sección de intereses de los Estados Unidos. Han muerto niños que no han podido tener vacunas porque los Estados Unidos ni siquiera ha permitido que Cuba compre vacunas a Holanda porque esa empresa tenía un 10% de componente norteamericano. Eso no tiene nada que ver con la libertad de expresión. Hay muchísima gente que sigue escribiendo artículos en páginas web y no están detenidos. En cuanto a las ejecuciones, no estoy de acuerdo con la pena de muerte, pero Estados Unidos había avisado de que otro secuestro más -había habido siete secuestros y 23 planes más- lo consideraría una amenaza a la seguridad nacional. Las tres personas ejecutadas habían secuestrado una nave con pasajeros, niños, poniéndoles en peligro de muerte porque habían llevado una nave que no podía estar en alta mar. Me parece una medida muy dura pero creo que seguramente ha evitado un conflicto armado. -Y después de Fidel, ¿qué? -Eso no lo sabe nadie y menos yo. Pero creo que van a pasar una etapa difícil porque tienen muchos enemigos y muy cerca, pero creo que es una sociedad bastante madura y lo que he visto cuando he estado allí es que hay muchísima gente joven que apoya la revolución cada minuto del día. -Pero hay una parte importante de Cuba que no está en la isla, ¿es posible la reconciliación? -Hay una Cuba muy minoritaria que está en Miami, que no se reconciliará nunca porque quiere que le devuelvan la casa que era de su abuelo y que ahora es un colegio y es imposible devolvérsela. Pero hay una parte muy grande de Cuba, de los que están en España, con los que yo hablo, que se han venido por diferencias económicas porque piensan que el país no les permite progresar adecuadamente pero van allí todos los veranos. Y en Miami igual. Hay muchísima gente que ha emigrado -muchísima menos que salvadoreños, peruanos...- y que están allí. Igual que nosotros hemos tenido a muchos inmigrantes en Alemania y no eran una fuente de conflictos. -¿Por qué decidió hacer protagonista a la revolución cubana ? -Considero que el socialismo es una vía más interesante y más justa que el capitalismo y pensaba que había un país que estaba demostrándolo día a día y que había que hablar de él.Cuando empecé a escribir la novela ocurrieron las detenciones y los fusilamientos.

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