La belleza está en el ojo del que observa LAS ABEJAS SON CIEGAS PARA EL ROJO Y EL NARANJA VEO, VEO, ¿QUÉ VES?
Los últimos estudios han descubierto que las coloraciones llamativas pueden ser empleadas como reclamo sexual
No todo depende del cristal con que se mire¿ sino del ojo que te observa. Algo así es lo que acaban de descubrir tres investigadores de la universidad sueca de Uppsala en un artículo publicado recientemente en la prestigiosa revista estadounidense Proceedings of the National Academy of Sciences . Resumiendo, que un gorrión puede estar camuflado a los ojos de un halcón, pero ser muy sexy a los ojos de una gorriona debido a la diferente fisiología de sus sistemas de visión. Esta diferencia en la apreciación de los colores es justo lo que acaban de demostrar experimentalmente los biólogos Olle Håstad, Jonas Victorsson y Anders Ödeen. Imaginémonos un ave de colores muy llamativos, por ejemplo, un pavo real. Tener colores vistosos le será muy útil al macho para atraer a la hembra. A este proceso se le conoce como «selección sexual». Sin embargo, esos colores le deberían hacer más visible a los ojos de un depredador -por ejemplo un águila- deseando zampárselo¿y, hasta la fecha, sigue habiendo aves cuyos machos ligan mediante colores llamativos sin que los depredadores las hayan llevado hasta la extinción. Esta sencilla paradoja sólo se puede explicar si los sistemas sensoriales de depredador y presa son diferentes. O sea, que lo que ve el depredador no es lo mismo que ven las presas. En otras palabras, lo que es sexy y llamativo entre las presas pasa desapercibido para el depredador. Siguiendo la lógica anterior, si la coloración de determinados animales -incluyendo muchas aves- está encaminada a camuflarse con el entorno, lo que para un depredador es un pájaro camuflado con el follaje, debería tener colores vistosísimos para los congéneres del camuflado. Y esto es justo lo que han demostrado estos tres jóvenes científicos suecos. El Dr. Håstad y sus colaboradores midieron determinados parámetros físicos del reflejo que produce el plumaje de 18 especies de lo que ellos denominaron «pájaros cantores». Entre ellos, el pechiazul, el petirrojo, un colirrojo, un mosquitero o la oropéndola. Para ello emplearon una técnica conocida como espectrofotometría. También midieron el reflejo de los distintos tipos de follaje caduco y perenne donde habitan y se camuflan habitualmente dichas especies. El equipo de Olle Håstad sabía que las aves presentan dos tipos de visión en color, ambos sensibles a la luz ultravioleta. Asimismo, era consciente también de que existen diferencias en la percepción del ultravioleta entre los «pájaros cantores» (sistema de visión UVS), y el grupo de aves depredadoras, como las rapaces y los córvidos (sistema VS). Así pues, mediante cálculos matemáticos estos científicos determinaron la diferencia entre el reflejo del plumaje y el del follaje a los ojos de un pájaro con sistema UVS (cantor) y de un ave con sistema VS (depredador)¿ y ¡eureka!, tal como habían predicho, la diferencia en el reflejo era significativamente mayor a los ojos de un colega (congénere) que a los ojos de un enemigo (depredador). En otras palabras: se camuflan bien ante un depredador, pero siguen siendo visibles para los miembros de su especie. Un buen truco, evolutivamente hablando. Qué ven nuestras mascotas En cualquier caso, la percepción del color que tenemos los humanos es bastante poco común entre los mamíferos, sólo está presente en ciertos primates y en dos especies de marsupiales. La mayor parte de los mamíferos son dicromáticos y perciben menos colores que nosotros: sólo ven combinaciones de dos colores. Ojo, dicromático no significa visión en blanco y negro, sino simplemente combinación de dos colores. Y para muestra, un botón: los perros no perciben la diferencia entre rojo y verde; el resto de nuestros colores los ven como si estuviesen atenuados. Por el contrario, las retinas de vacuno y las de las ardillas no presentan conos y por tanto no pueden apreciar ningún color: su visión es totalmente en blanco y negro¿ así que los toreros ya pueden ir usando capotes más discretitos, que lo que atrae al toro no son los colores. Los gatos tienen una visión en color muy pobre, casi en blanco y negro: sólo pueden distinguir los colores verde-azulados de los rojizo-anaranjados. Y en cuanto a las aves domésticas, las gallinas tienen una visión en color tricomática parecida a la humana, ya que también presentan tres tipos de células cono en su retina. Sin embargo algunas palomas pueden ser pentacromáticas. Con todo, no todas las aves poseen visión en color. Los búhos, por ejemplo, no tienen conos en su retina y no perciben el color. Un hecho coherente ya que, teniendo en cuenta sus hábitos nocturnos, no suelen tener muchos colores para percibir. El ojo humano sólo procesa información de parte de la luz que realmente llega a él. Por ejemplo, no podemos ver el infrarrojo (lo podemos percibir como calor) ni el ultravioleta. Hay muchas especies con mejor ojo que nosotros, pudiendo apreciar parte de la luz que los humanos no podemos observar. Algunas aves diurnas presentan un sistema de visión que les permite percibir la luz ultravioleta. Si a esto le sumamos las combinaciones de cuatro colores debidas a su sistema tetracromático¿ tenemos que esas especies perciben combinaciones de colores que nosotros no podemos llegar a imaginar. Por eso se dice que las aves tienen una dimensión más en su percepción del color. Del mismo modo que una tele en blanco y negro no puede mostrar programas en color, el ojo y cerebro humano no procesan combinaciones de colores incluyendo el ultravioleta. Pero este tipo de visión no es exclusiva de las aves: se ha demostrado que determinados peces y reptiles poseen visión ultravioleta. La próxima vez que coma una caballa, piense que sus congéneres perciben la luz ultravioleta y sin embargo, los humanos estamos perdiéndonos parte de los colores de la realidad. |||| La retina contiene los famosos conos, pero también otras células llamadas bastones. Si los conos son necesarios para la visión en color y para ver la parte central de una imagen, los bastones se necesitan para la visión en blanco y negro y para apreciar los bordes de un objeto, por ello son tan útiles en la visión nocturna. La mayoría de nuestros animales domésticos tienen mayoritariamente bastones en sus retinas. Por tanto su visión en color y el enfoque del centro de los objetos es pobre. Sin embargo, basta un mínimo movimiento a su alrededor para que lo noten y reaccionen ante él. Esta capacidad otorgada por los bastones sumada a la posición de los ojos puede producir casos tan espectaculares como la visión de los caballos. Sus ojos están situados a ambos lados de la cabeza y por tanto su campo de visión sea de 350º (una circunferencia completa son 360º). ¡Es casi como si tuviesen ojos en la grupa! Y aunque no tan apreciados como los animales domésticos, los insectos también proporcionan anécdotas visuales. Por ejemplo, las hormigas son incapaces de percibir el rojo. Por eso los científicos pueden filmarlas por la noche si las iluminan con luz de este color, así la hormiga cree que a su alrededor sigue habiendo oscuridad y se comporta normalmente. Los mosquitos no pueden ver el amarillo. Sin embargo, sí pueden apreciar el violeta. Por eso las trampas para moscas y mosquitos emiten luz entre azul-violácea: les atrae¿ hasta que un corrientazo acaba con ellos. Por último, decir que las abejas son ciegas para el rojo y el naranja, pero son capaces de percibir colores en el rango del ultravioleta. |||| La visión en color está ligada al sexo (es decir, se hereda según las combinaciones de cromosomas sexuales X e Y) y se basa en las señales que reciben unas células de la retina: los conos. En la retina humana, los conos suelen ser de tres tipos: perciben el azul, el verde y el rojo y nos proporcionan lo que se conoce como un sistema de visión tricromático. La mayor parte de la población ve combinaciones de esos tres colores y desde el siglo XIX se daba por hecho que todos los humanos éramos tricromáticos. En 1993, Gabriele Jordan y John Mollon, (Universidad de Cambridge) descubrieron que la retina de algunas mujeres era tetracromática: tenía cuatro tipos de conos, y por tanto podría percibir combinaciones de cuatro colores. Irónicamente y por causas genéticas, las mujeres tetracromáticas pueden transmitir daltonismo (imposibilidad de distinguir los colores rojo y verde) a sus hijos varones. Pero ojo, poder percibir combinaciones de cuatro colores no significaba necesariamente que sí los viesen realmente. Faltaba probar que el sistema nervioso de esas mujeres convertía las señales luminosas en distintos colores en su cerebro. No fue hasta el año 2001 cuando Kimberly Jameson, Susan Highnote y Linda Wasserman (Universidad de California) demostraron que las mujeres tetracromáticas sí perciben más combinaciones de colores que los humanos tricromáticos. Además, la proporción de mujeres tetracromáticas es mayor de lo esperado (podría llegar al 50%) y hasta un 8% de los varones con visión en color podrían ser tetracromáticos. Jameson y sus colaboradoras llegaron a plantear la posibilidad de que la distinta percepción del color en ambos sexos sea la responsable de algunas diferencias en el comportamiento de hombres y mujeres. Vaya, que va a ser cierto que vemos las cosas de distinta manera.