Cantante
«La imaginación nunca está en el poder»
Acaba de editar un doble disco recopilatorio con 32 canciones que pretenden repasar las grabaciones menos conocidas de su carrera «Sería incapaz de afiliarme a un partido»
Nos muestra la facción oculta de su rostro, la cara B de su música. Luis Eduardo Aute (Manila, 1943) ha desempolvado sus melodías olvidadas y las ha guardado en un cuidado estuche que ha pintado él mismo. -Ahora se publican sus canciones escondidas, ¿de qué o de quién se ocultaban? -No estaban escondidas, sino que yo mismo las marginé a la hora de seleccionar las canciones para cantar en los conciertos. Por eso, unas se han hecho muy conocidas y éstas, no. Es un concepto de cara B, pero en este disco hay canciones que me gustan más que las famosas, incluidas en Autorretratos Vol. 1. -De hecho, «Polvo enamorado» podría estar perfectamente ahí. -Esa canción me gusta mucho. En términos generales, las canciones del segundo volumen son mejores que las del primer disco. -¿Se le ha muerto alguna canción en las manos? -Hay canciones que arranco y luego la canción dice que no, porque no hay manera de que tomen forma. -Son abortos musicales... -Un poco dura la palabra, pero sí. -Si alguien más joven que Aute le trata de usted, ¿le aventaja? -Suelo rogar que me tuteen, porque si no es así, no respondo. -¿Es más difícil aprender nuevos idiomas o dominar diferentes lenguajes artísticos? -Depende. Yo soy tetralingüe de nacimiento. Nací en Filipinas, donde se hablaba castellano, y mi padre hablaba catalán y mi abuela, valenciano. Toda la enseñanza en el colegio era en inglés y luego el tagalo lo hablaba con los amigos del barrio. De pequeño no me costó nada aprender idiomas. El cerebro es inocente y lo aprendes todo. Por otra parte, empecé a pintar a los ocho años... -¿Quién pide arte: el ojo o la mano? -El ojo. La mirada es el punto de vista del artista, es cómo interpreta la realidad. -Antes de que existan, ¿proyecta sus canciones en imágenes o en sonidos? -No interfieren unas con otros, salvo en los trabajos multimedia que he hecho. El primer libro-disco que se hizo en España fue mío. -Si fue tan precoz en la pintura, ¿cómo llega después a la música? -Mi primera exposición fue a los dieciséis años, pero tenía mucha curiosidad por la guitarra, los poemas y las canciones. -¿Es más difícil destacar en el mundo de la música o en el de la pintura? -Nunca me he planteado destacar en nada. Voy haciendo cosas lo mejor que puedo y se convierten en canciones, en poemas, en dibujos, en pinturas, en cortometrajes... Es el propio medio quien decide si algo va a destacar masivamente o no. -Cuando está ante miles de personas que le piden «Al alba», ¿siente orgullo o exasperación? -Me gusta, pero depende de si me apetece cantar la canción o no, en función de mi estado de ánimo. -¿Cuándo el arte es coacción? -Es coacción en el mercado, cuando se convierte en una propuesta coaccionada por las supuestas necesidades del mismo. Pero hay que trabajar sin pensar en él, aunque tampoco haciendo pajas mentales. -¿El amor sigue siendo el motor del mundo? -El sexo es el motor del mundo, ¿no? El amor es un invento del ser humano para huir de la muerte. Cuando el ser humano descubre que la muerte existe y la vida no dura toda la vida, valga la paradoja, se inventa el amor como una manera de escapar de esa realidad y para sentirse trascendente a través del cuerpo de la persona amada. Amar es soñar. -¿Pero no cree que el sexo es la gasolina de ese motor y no el motor del mundo? -Sí. -Sus canciones son un estado emocional o un estadio mental? -Esencialmente, un estado emocional. No soy capaz de escribir una canción si no estoy en un estado de ánimo que me provoca la necesidad de contar lo que me está pasando. -En caso de contienda o de guerra civil, ¿cómo percibe el exilio? -Debe de ser muy duro. -¿Le parece un acto de cobardía? -No. En algunos casos podría serlo, pero es más una necesidad de supervivencia. Entre estar muerto, sin poder expresarte, y poder hacerlo en otro espacio... -¿Cuál es el límite de su creencia en el ser humano? -Cada vez creo menos en él, pero quiero creer que vale la pena que el ser humano exista por y para algo, causa y efecto. -¿Prefiere ser polvo enamorado a carne solitaria? -Polvo enamorado. La soledad es la peor desgracia. -Pero la soledad bajo tierra, aún enamorada... -Ser polvo enamorado es una manera de trascender la materia, la realidad y la muerte. Si hubiese diversas formas de muerte, la peor sería la soledad no buscada. -¿Le parece más caro el precio de los discos o el de los tomates? -¿A qué precio están los tomates? (risas). -Carísimos. -Obviamente, es mucho peor que las hortalizas estén por las nubes. -¿Suprimiría el invento de la televisión? -Es, probablemente, el invento más trascendente de estos tiempos. Lo perverso no es la televisión, sino quién la manipula. No cancelaría nada que el hombre haya inventado para comunicarse. La televisión ayuda a la gente que está sola y sólo por esa compañía que hace ya vale la pena. -¿Qué le sugiere la palabra basura? -Es inevitable: donde hay vida, hay basura. Lo perverso es darle vida a esa basura. -¿Qué le conmueve? -Cuiando descubres que hay un ser humano que te reconcilia con la vida. -¿Disfruta más escribiendo en su casa, grabando en el estudio o tocando en directo? -Odio los estudios, con como el quirófano. Más que en el directo disfruto en el parto de una canción, cuando de la nada sale algo que la gente va a escuchar y se convertirá en parte de su vida. -¿Comparte la cultura de las subvenciones? -No son buenas, pero hay medios como el cine o el teatro que necesitan ayudas para poder desarrollarse. -¿La censura alienta la creación? -Es mala siempre, pero con ella uno busca recursos para desarrollar lo deseado evitando sus mordidas.