Ruptura entre ciudadanos y políticos: otra manifestación
Cuando la mayor parte de la clase política hubo decidido la inclusión en el ente castellano-leonés, el asombro y la perplejidad de los leoneses fue enorme, aunque muchos no se mostraron impasibles ante este hecho y volvieron a salir a la calle
Como señalamos en entregas anteriores, los dirigentes del PSOE y la UCD a lo largo de 1980 cambiaron su posición sobre la autonomía, es decir, de la cercanía a la uniprovincialidad pasaron a defender la integración en Castilla y León. Así, dichas formaciones políticas, con esta decisión, hurtaron al pueblo leonés la capacidad de decidir por sí mismos, esto es, el acuerdo de que la última palabra la tuvieran los leoneses a través de una consulta democrática. Debido a este hecho, miembros del todavía ilegal GAL -unidos como «grupo de leoneses»- convocaron una manifestación el 12 de abril de 1980. En ésta, a diferencia de la anterior, no aparecieron grupos políticos firmantes, pero la apoyaron Ciudadanos Zamoranos y Comunidad Castellana, y el mismo día se sumó a la convocatoria Alianza Popular. A pesar de que los manifestantes solicitaron salir de San Marcos, el Gobierno Civil autorizó que partieran de la Glorieta de Guzmán para finalizar en los jardines de San Francisco con la entonación del Himno de León, es decir, no fue autorizado su paso por las calles céntricas de la ciudad. A pesar de que en los carteles aparecía como punto de partida San Marcos y de que la lluvia hizo acto de presencia durante todo el día -excepto justamente durante la manifestación-, el Diario de León contabilizó alrededor de 10.000 manifestantes, mientras que La Hora Leonesa los cifró en un total de 8.000, al igual que las fuentes oficiales, que los situaron entre 7.000 y 8.000. Por lo tanto, el incremento con respecto a la primera manifestación era considerable, ya que ambos medios de comunicación habían coincidido en señalar como 4.000 la cantidad de asistentes a la marcha que tuvo lugar en 1978. Explícitos lemas Las pancartas mostraban claramente los deseos de los leoneses que habían acudido al acto. Así, las que se situaron en la cabecera llevaban como mensaje: «Por la autonomía y el referéndum de la región leonesa», o en otra «León sin Castilla». Otras rezaban: «Alcaldes y concejales, no os dejéis dominar: votasteis León solo, no os volváis atrás», «León también es región» o «Los leoneses no queremos traidores, partidos, diputados y senadores». A lo largo del recorrido la tranquilidad fue total, así como el apoyo de muchos ciudadanos, pues desde los balcones y ventanas se oyeron numerosos aplausos a los manifestantes, como también hicieron los mayores que residían en el Asilo de Ancianos de la calle Corredera. Entre los lemas coreados destacaron: «¡Viva el País Leonés!», «¡Comarcas de León por su liberación!», «¡León escucha, mirando no se lucha!», «¡Castellano atiende, León no se vende!», «¡León, despierta, ya está bien de siesta!», «Chiss, Chiss¿ que viene Castilla», «Aquí, con esta bandera, no necesitamos niñera» o «Preferimos ser cola de León y no cabeza de ratón». La amplia presencia de la juventud fue una característica de la marcha, no en vano muchos no habían acudido nunca a una manifestación. A la fuente de Neptuno del parque de San Francisco subió el industrial bañezano Duviz -que era un conocido hincha de la Cultural Leonesa- con una bandera mientras que era vitoreado con gritos como «Viva León». Tras finalizar la manifestación se produjo una concentración de un grupo de personas en las inmediaciones de la Diputación para protestar contra la integración en Castilla. Puesto que ésta última reunión no había sido autorizada, la policía nacional hizo acto de presencia y la reprimió violentamente mediante bolas de goma.