Valle de Sajambre, la puerta de León hacia Asturias
Si el vecino Valdeón tiene la Ruta del Cares como atractivo turístico, el de Sajambre cuenta con la Senda del Arcediano, camino más antiguo, menos peligroso, igualmente bello
Mientras que los viejos presurosos calificarían el Valle de Sajambre de paisaje pintoresco, quien lo conoce como Pancho Purroy pide mesura, tiempo y ganas de andar, porque estas montañas dan para mucho más que una postal. «Aquí compruebas el salvajismo de un monte al poder andar horas y horas sin encontrarte con nadie. Pasear por sus hayedos supone comprobar como pueden crecer estos inmensos bosques entre peñas solitarias. Ver como cae la niebla y se difuminan los contornos es un regalo para los sentidos». Con esta pasión transmite a sus alumnos de la Universidad de León, cuando dirige los cursos de verano que se llevan a cabo en este valle y en el de Valdeón, el interés botánico, ornitológico, paisajístico y etnográfico del más desconocido lugar de los Picos de Europa. Purroy, catedrático de Biología animal y presidente durante años de la Sociedad Española de Ornitología, pone todo el énfasis en la voz cuando señala que «mucha gente desconoce aún que en este Parque Nacional crecen excelentes bosques. Sólo se ha publicitado la parte asturiana de Cangas de Onís y Arenas de Cabrales y la cántabra de Potes, relacionándola con las grandes cumbres para escaladores». Futuro prometedor El naturalista es optimista sobre el futuro de esta espacio que, a partir de este año, tienen que cogestionar los gobiernos de las tres comunidades afectadas, «espero que, por fin, desaparezca el enfrentamiento y se creen estrategias comunes, manteniendo el alto nivel de protección, trabajando por un turismo relacionado con la naturaleza y potenciando la ganadería extensiva de calidad, para continuar asentando población en los valles». Porque este gran conocedor de los Picos de Europa no duda en calificar a los vecinos de este valle como los «grandes intelectuales de la montaña. Son gentes abiertas, que han tenido siempre mucho contacto tanto con la marina como con la meseta al dedicarse tradicionalmente a la venta de yugos, azadas y todo tipo de aperos fabricados en madera». Por lo desconocido, Pancho Purroy propone un nuevo paseo. «Aunque pille a trasmano, se trata de alcanzar el collado del Zalambrar, en la divisoria con el Esla. Desde lo alto se contempla todo el Valle de Pío y se alcanza a ver la vertiente mediterránea, hasta Polvoredo». Con este detalle, «además si te acercas en el mes de octubre, uno de los grandes espectáculos que puedes contemplar es el paso de miles de gansos, camino de las Lagunas de Villafáfila. Vienen de Escandinavia, por el mar». Quedan emplazados. Y si el vecino Valle del Valdeón tiene la Ruta del Cares como atractivo turístico, el de Sajambre cuenta con la Senda del Arcediano. Un camino poco conocido, mucho más antiguo, menos peligroso y repleto de atractivos. Fue una de las grandes vías de comunicación entre el Principado de Asturias y el Reino de León. Evitaba a través de la Sierra de Beza la Garganta de los Beyos antes de que los modernos adelantos técnicos permitieran la apertura de los desfiladeros al tránsito humano y de vehículos. La senda lleva el nombre de su fundador, el Arcediano de Villaviciosa, Pedro Díaz, natural de Oseja, quien en el siglo XVII financió grandes obras de mejora en este antiguo camino de herradura, que, seguramente, ya era un importante paso de comunicación desde la ocupación romana. El camino, perfectamente señalizado, tiene una longitud de 28 kilómetros, pero se puede realizar por tramos. El primero, de siete kilómetros, parte del Puerto de Pontón y en un zigzagueante descenso cruza en varias ocasiones por encima de las aguas fría y cristalinas del río Sella que acaba de nacer en estas cumbres. Antes de alcanzar Oseja, el caminante disfrutará de las más interesantes vistas de la Pica Ten, que domina todo el valle y transitará junto a seductoras praderías. En el lugar se conserva parte del empedrado original de la senda. Unos consejos De Oseja a Soto, la segunda etapa, el paisaje cambia sustancialmente, se transita, durante cinco kilómetros, por un tupido bosque y se atraviesa el río y el puente Buseco. En la ascensión se suceden distintos balcones con vistas hermosísimas del valle de Sajambre. El último tramo, de 13 kilómetros, enlaza el caserío de Soto, con la localidad asturiana de Amieva. El Valle leonés de Sajambre es el gran paraíso forestal de los Picos de Europa. Escorado hacia el área más occidental del Parque Nacional, a los pies del Puerto de Pontón, el vertiginoso descenso hacia el desfiladeros de Los Beyos, ya en Asturias, no debe impedir al viajero detenerse para admirar los bienes que atesora esta marmita natural. El perfil triangular de la pica Ten, elevándose majestuosa junto al Sella, es el primer reclamo para fotógrafos, pintores y poetas bucólicos. Frente a las grandes cumbres de roca caliza que dan fama a los Urrieles, o la impresionante Garganta del Cares en el vecino valle de Valdeón, el Concejo de Oseja acumula los más extensos y valorados hayedos de la Cordillera Cantábrica, y guarda caseríos de enorme belleza, como el de Soto.