La misión jesuita de Trinidad, destino turístico y científico
La restauración y conservación de la misión de los Jesuitas de Trinidad, a unos cuatrocientos kilómetros al sur de Asunción, se acomete por primera vez con un plan multidisciplinar que incluye trabajos arqueológicos y antropológicos
la coordinadora de un proyecto que une diferentes disciplinas y promete una espectacular e integral rehabilitación del que es uno de los monumentos más conocidos y sorprendentes de Paraguay. O'Hara ha explicado que el nuevo proyecto de restauración de la misión jesuita de Trinidad está dotado de unos fondos cercanos a los 100.000 dólares y que se centra en el sector de las llamadas «casas de los indios» porque en los anteriores trabajos se ocuparon principalmente de los restos de la imponente iglesia mayor del recinto. Otras importantes novedades respecto a anteriores intervenciones en Trinidad, que goza de la declaración de Patrimonio Histórico Mundial de la Unesco desde 1993, es que la labores actuales son multidisciplinares, con especialistas en restauración, arqueología, en laboratorio de «biodeterioro», en conservación lítica, estructuras y geotecnia, y en documentación. Así, en la misión de la Santísima Trinidad del Paraná se aplicarán las experiencias de similares intervenciones, como las de San Miguel (Brasil, 2003) y San Ignacio Mini (Argentina, 2004). Este plan piloto se podrá aplicar después en la restauración y conservación de las treinta reducciones jesuíticas que fueron fundadas en el siglo XVII en Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Fondo para los Monumentos Los trabajos en Trinidad comenzaron a principios del pasado julio y se extenderán seis meses, según destacó Lluis O'Hara, quien afirmó que el objetivo es que sea «compatible con la participación de la población local en las tareas de conservación y el fomento del lugar como destino turístico». La misión de Trinidad fue elegida para desarrollar el proyecto como uno de los cien sitios en peligro de destrucción del Fondo para los Monumentos del Mundo (WMF) para el bienio 2004-2006. Las anteriores labores de conservación en la Misión de Trinidad se remonta a principios de la década de los 90, cuando se trabajó en su recuperación, principalmente de la iglesia, con fondos de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI). La misión está situada en el departamento de Itapúa, en el sur del país, la región más próspera de Paraguay debido a su producción de trigo y soja, a cuatrocientos kilómetros de Asunción, cerca de la frontera con Argentina. Los reyes de España, Juan Carlos y Sofía, asistieron en 1990 en la iglesia mayor de la misión de Trinidad a un concierto de la Orquesta Filomúsica de Asunción y el Coro Hispanoamericano, que interpretaron diversos fragmentos de una misa de Doménico Zípoli (1688-1726), jesuita que vivió en el sitio al comienzo de su construcción. La «Santísima Trinidad del Paraná», como era llamada, está considerada la mayor de todas las misiones jesuíticas del país. Fue fundada en 1712 por nativos que provenían de las misiones de San Carlos (actualmente en territorio Argentino), y cuenta con la más grande y bella iglesia de todas, con un impresionante altar totalmente tallado en la misma piedra. Otros destacados lementos del recinto son la plaza y un Museo Jesuítico localizado en la antigua sacristía donde se pueden apreciar esculturas y una maqueta de la misión. Trinidad lleva años bajo constantes trabajos de restauración y mantenimiento. A grandes rasgos, las reducciones eran concentraciones de población indígena construidas para facilitar la evangelización, controlar su producción, y permitir el control fiscal. Esta política de concentración indígena en ámbitos rurales se inició a comienzos del siglo XVI en las Antillas, a consecuencia de los numerosos abusos ejercidos por los encomenderos sobre la población indígena y facilitó la labor de adoctrinamiento y la administración de los sacramentos a grandes masas de conversos.