Los rifeños cultivan hachís desde hace al menos unos quinientos años

Los rifeños cultivan y consumen cannabis desde hace quinientos años, al menos, pues hay referencias documentadas del siglo XV. La tierras de la región, donde las lluvias son escasas pero torrenciales, son de baja calidad y están gravemente erosionadas, por lo que el agro es de subsistencia. A partir de los últimos años de la década de 1960, cuando el consumo de marihuana empezó a ganar miles de adeptos en Europa, el número de rifeños implicados en el negocio del hachís aumentó exponencialmente año tras año, hasta el 2003, cuando la cosecha y las exportaciones batieron marcas, según datos contrastados de la UNODC y de las autoridades de Alemania, Bélgica, España, Francia, Gran Bretaña, Holanda e Italia, que son los principales destinos del hachís marroquí. A pesar de que el negocio del hachís propicia graves problemas en Marruecos desde hace más de tres decenios, el Gobierno magrebí empezó a emplearse a fondo en el 2003, cuando colaboró con la UNODC para evaluar con rigor el asunto. También ese año, las autoridades de Rabat crearon la Agencia para la Promoción y el Desarrollo Económico y Social de las Prefecturas del Norte (APDN). Sin embargo, el éxito de esta iniciativa -similar a las que Naciones Unidas ha auspiciado para combatir males parejos en Colombia, Afganistán o Laos- requiere un largo proceso e ingentes inversiones. El hecho de que varios miembros del Grupo Islámico Combatiente Marroquí relacionados con el 11-M y con la colocación de dos bombas en Casablanca financiaran sus correrías traficando con hachís -según fuentes policiales- ha disparado alarmas a ambos lados del Estrecho y, tangencialmente, ha dañado la buena imagen de la que todavía gozan los señores del hachís entre los paisanos del Rif.