Del perro de Paulina Rubio... ... al «pobriño» del refugio

En la tiendas de animales se han en numerosas ocasiones los accesorios para perros de Agatha Ruiz de la Prada. «Los hay que viven mejor que algunas personas...», afirma uno de los clientes del veterinario Juan Barros. Él mismo sostiene que hoy la mascota no sólo es un miembro más de la familia, sino que en algunos casos incluso recibe tratos de favor. «El vínculo entre el dueño y la mascota es cada vez más fuerte. La sociedad ha evolucionado y esto implica que los animales también reciben mejores cuidados», explica Barros, quien matiza que la inversión en el cuidado de los perros es siemrpe algo positivo. «Todos tratamos de hacer nuestra vida más cómoda. Si vistes a tu mascota con un chubasquero en un día lluvioso, consigues que no se ensucie, lo mismo ocurre con las braguitas para el celo. Si le haces una limpieza de boca es por higiene y salud, no por estética... Esto por supuesto implica un gasto». Algo bien distinto, sin embargo, son las excentricidades de algunos dueños que permiten que sus mascotas vivan en la suntuosidad, celebrando bodas, cumpleaños, funerales inclusive, y que son capaces de gastar cantidades indecentes de dinero, hasta al punto de comprar perfumes caninos que rondan los 300 euros. Afortunadamente, el veterinario asegura que en León dicho esnobismo todavía no se da, «salvo contadísimas excepciones», puntualiza. Aunque insiste en que aquí «la calidad de vida de los animales de compañía es ahora mil veces mejor», al igual que la educación de los dueños. «Hace algunos años, León estaba plagada de excrementos de perros... ahora la mayor parte de los dueños pasean a sus mascotas con una bolsita a mano». Concursos También son numerosos los dueños de perros que invierten mucho tiempo y dinero en el cuidado de animales con el fin de presentarlos a concursos y exposiciones de belleza. «Los premios repercuten en la satisfacción y el ego de los dueños, obligan a severas disciplinas», explica el veterinario tras matizar que hay incluso malteses y yorkshires que viven casi en jaulas. «No es de extrañar que haya gente que piense que el perro de exposición tiene una vida de perros», sentencia. Los animales de compañía son como niños y para que la convivencia sea grata es necesaria cierta educación. Si a un animal se le consienten todos los caprichos las consecuencias las sufrirá principalmente el dueño. «Cuando son cachorros, nos encanta que duerman con nosotros, pero hay que reflexionar», aconseja Barros. Como ejemplo de educación, explica que es necesario que el perro sepa siempre cuál es su lugar, no se debe dejar que campe a sus anchas, sus dueños han de ser pacientes e insistentes y con razas agresivas se recomienda valerse de un adiestrador canino.