Una vida para la música
|||| Aplaudido en las salas de concierto más prestigiosas del mundo, desde el Carnegie Hall de Nueva York al Golden Hall del Musikverein de Viena, Paul Badura-Skoda es uno de los más importantes pianistas de nuestro tiempo. Nacido en Viena un 6 de octubre de 1927, estudió piano y dirección en el Conservatorio de Viena con Viola Thern (1945-48). Su inusual talento musical destacó pronto. Sólo dos años después de su ingreso en el Conservatorio de Viena ganó el Primer Premio del Concurso de Música de Austria, lo que le posibilitó acudir a las clases magistrales de Edwin Fischer en Lucerna. Ello constituyó un hito para su futuro artístico y el comienzo de una amistad con el maestro, del que años más tarde sería asistente y, después de su fallecimiento, el continuador de la tradición de sus clases magistrales en Viena, Salzburgo, Edimburgo y Siena. Enseguida llamó también la atención de Wilhelm Fürtwangler y Herbert von Karajan, quienes le invitaron a tocar y, de la noche a la mañana, se vio convertido en un pianista de fama en todo el mundo. Su personalidad se caracteriza por una completa inmersión en la música, no sólo desarrollando su actividad como intérprete -tocando con las principales orquestas y grabando con las más célebres compañías discográficas-, sino que además, con un sentido de responsabilidad artística inigualable, realiza un trabajo de investigación comparando los manuscritos originales, las primeras ediciones y los textos divergentes, utiliza instrumentos históricos, escribe cadencias para los conciertos de Mozart, y completa trabajos inacabados de Mozart y Schubert dentro de su estilo y sensibilidad. Hoy en día, Paul Badura-Skoda guarda un estrecho contacto con los jóvenes artistas, dedicando parte de su tiempo a aconsejarles con ocasión de sus clases magistrales y a participar en jurados de importantes concursos de piano, como Leeds, Dino Gianni de Milán y Reina Elisabeth de Bruselas. En 1970, con ocasión del Bicentenario de Beethoven, junto con Jörg Demus, interpretó y comentó para la televisión alemana todas las sonatas del compositor. Los ciclos de las interpretaciones de Beethoven se repitieron en México, Chicago, París, Viena y Barcelona. Pero, contrario a una excesiva especialización, su repertorio se extiende desde la música barroca hasta la moderna, y además, dirige, compone y escribe libros sobre música. Tiene el orgullo de poseer una colección de instrumentos de teclado históricos, que muestra él personalmente. En 1976 el estado de Austria le honró con el Osterreichische Ehrenkreuz für Wissenschaft und Kunst; en 1978 recibió el Bössendorfer-Ring, que anteriormente sólo había recibido Wilhelm Backhaus. En 1993 fue nombrado Ritter de la Legion d'Honneur y en 1997, Commandeur des Arts et des Lettres. Desde 2003, colabora con la Fundación Eutherpe de León.