NOVEDAD EDITORIAL
Morris demuestra que hay más evolución en el cuerpo femenino
|||| De sexo débil nada de nada. La fisiología femenina es superior a la masculina, se adapta mejor y ha evolucionado con más eficacia. Así lo sostiene el antropólogo y zoólogo británico Desmond Morris, que tres décadas después de haber dado un campanazo universal con su ensayo El mono desnudo vuelve al carga con La mujer desnuda (Planeta). En casi 300 páginas Morris desmenuza la fisiología femenina deteniéndose en cada una de las partes de su anatomía. Un recorrido «de la cabeza a los pies» que le permite colegir esa superioridad fisiológica y determinar en la hembra del Homo Sapiens «una complejidad sexual inédita entre todas las especies». «Mi amor a las mujeres me ha impulsado a escribir este libro, en el que me ocupo del exterior del cuerpo femenino, de la cabeza, la frente, los labios, la nariz, las mejillas, las orejas, los ojos, la boca, los senos, la cintura, el trasero, las caderas, el vientre, el pubis, los genitales, y las rodillas, hasta allegar a los pies, dedicando un capítulo a cada parte y en el que examino su evolución biológica y estudio cómo ha cambiado desde las sociedades tribales a la actualidad», propone Morris, antiguo director de las sección de primates del Zoo de Londres. «Durante millones de años la mujer fue el centro de la sociedad tribal. Los hombre iban de caza y ella organizaba el hábitat, y se ocupaba de la comida, desarrollando más la comunicación verbal, la transmisión del conocimiento, constituyendo el centro de la sociedad, un papel que es más difícil de mantener en las sociedades urbanas evolucionadas pero que se podrá retomar con las nuevas tecnologías» sostiene Morris. Fuerza y resistencia Su pormenorizado análisis le permite afirmar que la mujer «es superior al hombre en muchos sentidos», «mas neoténica» según su expresión. «El hombre es más fuerte, sí, pero ellas resisten más a las enfermedades, se adaptan mejor y sencillamente, viven más, una media de cinco años como nos demuestran las estadísticas». «Mientras que el hombre cazador era desechable o sustituible, la mujer se hacía necesaria e insustituible por su función reproductiva» señal Morris. Ese éxito biológico es fruto de la evolución «que ha dotado a las mujeres de mejores capacidades: mejor olfato, mejor oído y mejor vista, y de esa mayor capacidad de supervivencia que es un hecho».