«Mi niña se acerca y me avisa cuando se marcha»

|||| Marta González es sordociega, lo mismo que su hermana Elsa. Ambas nacieron sordas debido a una enfermedad de su madre durante el embarazo y, tras estudiar en Madrid se quedaron ciegas poco antes de los veinte años. En cada persona se da un proceso particular de las efermedades que afectan a estos sentidos. Marta cuenta, a través de Verónica, una de las voluntarias de Faxpg, que está casada y tiene una niña oyente de tres años y medio. Sorprende como sabe que su hija empezó a aprender las primeras palabras, «le voy enseñando, le dejo que me dirija la mirada», explica. Pero hay más: «Mi niña sabe que soy sordociega y se acerca a mí cuando se marcha». La pequeña aprende las dos lenguas, la de signos y la habitual, de una forma natural y Marta, siempre sonriente, se considera «una madre capaz, cuido de mi marido, que trabaja en la construcción, y de mi hija». Tan sorprendente como el caso de Marta es el de José María Prieto que maravilló a los asistentes al encuentro de Manzaneda haciéndole una mariposa de barro en tres dimensiones a una de las voluntarias a la que llama habitualmente Mariposa. Y es que este sordociego es un escultor que ha expuesto en distintos lugares de España y ahora se está preparando para poder vivir sólo en un piso acondicionado para él, que nació sordo y se fue quedando ciego. Miguel Carregado, uno de los voluntarios de la Faxpg, sordo y padre de una niña de cinco años, asegura que José María «tiene una inteligencia comunicativa altísima, es muy buen escultor y ha estado en Madrid en un piso para aprender a cocinar y poder vivir solo». Son sólo dos ejemplos de personas que sorprenden por su capacidad de superación y por su alegría ante las dificultades.