Diario de León

Carralero es el nuevo vino de El Bierzo

La Cooperativa de Cacabelos ha lanzado un caldo que lleva por nombre el apellido del conocido pintor José Sánchez Carralero

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MARCELINO CUEVAS | texto
León

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José Sánchez Carralero es Bodeguero Mayor de la ilustre villa berciana de Cacabelos, y ahora, además, tiene el honor de haber puesto su apellido en las botellas del último gran vino nacido en tierras bercianas. Carralero, pintor de reconocida prosapia, nació en la villa del Cúa, justo encima de una bodega, por lo que, según explica el artista, los primeros efluvios que entraron en su cuerpo recién estrenado, fueron los propios de las emanaciones etílicas de los destilados, decantaciones y efervescencias, que tenían lugar bajo los píes de la comadrona que le ayudo a venir al mundo. Asegura Carralero que desde entonces es un entusiasta degustador de los buenos caldos bercianos. La dinastía Carralero Su padre, Félix Carralero, fue el primer enólogo con carrera que hubo en el Bierzo, esto sucedía antes de la guerra, en el año de gracia de 1932. Fue un hombre enamorado del vino que dedicó toda su vida a intentar que la enorme producción vinícola del Bierzo, se tradujera, a través de sus bodegas, en unos vinos de alta calidad. Por eso en las botellas del nuevo vino intitulado Carralero , figura una entrañable leyenda que reza así: A Elías Félix, mi padre, quien inauguró como enólogo esta cooperativa y ejerció apasionadamente su profesión en el Bierzo desde 1932. Y firma José Sánchez Carralero. Infancia en Cacabelos Recuerda José sus avatares infantiles en las calles de Cacabelos, llenas de bodegas que ponían al viento sus banderas para decir que allí aún quedaba vino de la cosecha anterior. Dice, que a pesar de que a los ocho años se marchó de la vitivinícola población, tiene grabada en su memoria la imagen de un hábil artesano, de un zapatero remendón que todos los días, cuando terminaba su jornada de trabajo, dedicaba el tiempo libre a recorrer con concienzuda parsimonia una larga ruta de bodegas. Le llamaban El Risco , nada que ver con el ilustre historiador que relató los avatares de la ciudad de León en largos y documentados mamotretos, y cuando terminaba el recorrido era esperado con impaciencia por la chavalería cacabelense para acompañarle en el último misterio de su diario via vía, en el último tramo de su camino a casa, ya con la luna luciendo esplendorosa sobre los empinados tejados de pizarra. Y le esperaban porque El Risco, alimentada su memoria por los taninos del buen vino de la comarca, era capaz de recitar de memoria, con acertado tono y espléndida dicción, las obras completas de todos los poetas del romanticismo español, desde Espronceda a Zorrilla, especialmente sus versos de amor. El improvisado rapsoda era aplaudido y jaleado por los rapaces, y al llegar a su casa le recibía con el máximo cariño su sufrida esposa, una berciana de pro que solamente le reprochaba, ¡Todos los días igual! Y le ayudaba a dar los últimos pasos tambaleantes hasta la cama. Cuentan que por la mañana se levantaba como nuevo y volvía a lo suyo, como buen zapatero... a sus zapatos. La moraleja es que el vino es capaz de sacar a la superficie lo mejor del hombre y que bebido con moderación es un alimento imprescindible que alegra el alma y anima el cuerpo. El rumboso bautizo del vino Ha pasado mucho tiempo y José Sánchez Carralero ha hecho de todo, estudio para pintor, dirigió, siguiendo las enseñanzas de su padre, algunas bodegas, escribió libros... y ahora, en la cumbre de su carrera, recibe el mejor homenaje con la imposición de su apellido a este vino emergente que el pasado jueves se presentaba por todo lo alto en la terraza de El Corte Inglés. Un caldo que ha sido apadrinado por José y Macarena y de cuya bendición han sido testigos los directivos de la Cooperativa de Cacabelos, la más grande de El Bierzo, y por innumerables autoridades, representaciones y gente del pueblo que quiso unirse alegremente al festejo. Se trata de un vino de los denominados como de alta expresión y que aspira a ser uno de los más exclusivos de cuantos se elaboran a partir de las uvas Mencía. De este excepcional caldo solamente saldrá una remesa de 150.000 botellas y según sus creadores «es una demostración de que en las grandes cooperativas puede hacerse algo más que vino peleón». La bodega ha seleccionado uvas procedentes de viejas viñas con más de 80 años de antigüedad, las han recogido en caja con sumo cuidado, luego se ha hecho otra selección, dejando solamente los racimos enteramente sanos, para proceder a la elaboración de un vino que ha pasado seis meses en barricas nuevas de roble y otros seis en la botella. «Este vino ganará mucho con el tiempo. Como saben -decía Carralero- hay caldos que envejecen mal y hay que tomarlos en plena juventud, mientras otros mejoran su calidad reposando embotellados. Este es el caso del Carralero, que si ahora es ya un gran vino, dentro de unos meses, dentro de un año, será un vino excepcional». Los detalles Sánchez Carralero es el autor del diseño y del motivo principal de la etiqueta y de la caja en la que se comercializa el vino y en ello ha puesto todo su saber profesional, consiguiendo que el continente esté en plena consonancia con el contenido. El vino, según su enólogo, está elaborado en un apartado de la bodega y comenzó su existencia en 2003, desde entonces ha tenido un paso por madera muy ajustado y un reposo en botella. Es un caldo que tiene color de vino joven y posee uno aromas muy complejos, aparte de la madera aparecen en él frutas como la frambuesa, junto con algunos toques acanelados. En boca es un vino con cuerpo que mejorará en botella, tiene los taninos propios de la madera bien ensamblados y deja un retrogusto agradable. Es, en definitiva, un vino que promete, un vino de futuro. José Sánchez Carralero, que pintó un hermoso paisaje otoñal para la etiqueta de la botella de tan importante caldo, brindó con él y aseguró que este hijo que ahora ha bautizado y puesto de largo, le acompañará ya durante toda su vida y será su mejor sostén en el tiempo, aun lejano, de la jubilación.

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