Diario de León

RS4, sensaciones en versión Audi

Culto a la inyección directa de gasolina... y a las sensaciones. Motor V8 atmosférico, tracción Quattro, menos de cinco segundos para alcanzar los cien por hora... y casi catorce de los antiguos millones. Sin tapujos, Audi renueva la magia RS

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JAVIER FERNÁNDEZ | texto
León

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Audi cambia los soplidos del V6 turbo por las delikatessen del V8 atmosférico trufado de tecnología FSI. Y no se ha perdido nada con el cambio, al contrario. El nuevo RS4 se muestra tan, o más, intratable que su antecesor. Sin concesión alguna, la nueva propuesta «altas revoluciones» de los cuatro aros puede presumir de unas escandalosas cifras prestacionales: 4,8 segundos para acelerar de cero a cien, 250 autolimitados por hora de punta y se «conforma», eso también, con prácticamente catorce litros de consumo medio. Impactante en el exterior, y no menos en su interior, el actual RS4 no deja indiferente. La carrocería de una, en origen, berlina convencional deviene ahora en un auténtico deportivo trufado de elementos verdaderamente circuiteros : generosas tomas de aire frontales en «nido de abeja», doble salida de escape, exclusivas llantas de 18 pulgadas y hasta un par de «branquias» en el también sobredimensionado alerón frontal ya pone en antecedentes de lo que se encontrará el ocasional piloto cuando este acceda a un interior presidido, también, por cuantos elementos racing puedan imaginarse... y hasta soñarse: asientos baquet , pedales de aluminio perforado y un volante achatado en el polo inferior de su aro. Es más, el susodicho -volante- dispone de un botón «S» que, una vez pulsado, modifica la gestión del acelerador, acortando su recorrido, para que el motor responde antes y, a la vez, cambie el sonido del escape por uno mucho más sugestivo . Incluso al pulsar el tal botón «S» se ajustan automáticamente los laterales de los asientos delanteros, ajustándolos aún más a la espalda de sus ocupantes. Así que, nada se ha dejado al azar en la creación de un ambiente de auténtica competición. Como el arranque del motor, también pulsando un botón situado de la consola central. Con relación a un A4 convencional, el RS4 ha visto rebajada su altura de suspensión en una treintena de milímetros y, si ello no fuera suficiente para satisfacer las expectativas de los más radicales, el fabricante dispone de una opción Plus: 10 milímetros suplementarios de rebaja en la suspensión y llantas de 19 pulgadas calzadas con gomas Pirelli P-Zero Corse... ¡la locura!. Amén del drástico V8 dotado de inyección directa de gasolina FSI, el RS4 cuenta con la ayuda -nada despreciable- de la tracción Quattro con un reparto del 40% sobre el eje delantero y del 60% restante sobre el trasero, consecuencia: sigue primándose el comportamiento deportivo sobre cualesquiera otras consideraciones, máxime cuando Audi ha tenido también buen cuidado el «ayudar» al sistema de tracción integral con un autoblocante central Torsen. Las elaboradas suspensiones -en aluminio y con Dynamic Ryde Control- y una poderosa implantación de frenos, con enormes discos ventilados y perforados en ambos trenes y pinzas de ocho bombines en los delanteros, acaban por redondear el conjunto. Sobre el ESP, desconectable en dos fases, se actúa mediante un botón -uno más-, de forma que es posible -sólo una pulsación- eliminar el control de tracción o desconectarlo totalmente si se mantiene pulsado el botón unos segundos más. En suma, que con el nuevo RS4, Audi nos propone un coche aún más sugestivo y radical que el antecesor, cuyo corte de inyección flirtea con las 8.000 vueltas aunque, a la vez, es capaz de rodar como un «utilitario» a bajo régimen... para «despegar» nada más dar rienda suelta al pedal del gas.

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