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El último escándalo de la Fiat

Sobre los Agnelli, la familia más poderosa de Italia, parece existir una maldición. El coma por sobredosis de cocaína de Lapo Elkann, salvado por un travesti, es el último acto de una larga, tumultuosa y mediática tragedia

Publicado por
MARÍA SIGNO | texto
León

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E n la maldición han estado envueltos miembros de las tres últimas generaciones e iniciada cuando el Avvocato, sobrenombre por el que se conocía al patriarca Gianni Agnelli, nombró como sucesor a su sobrino Giovannino, joven, guapo, inteligente y heredero, por parte de su madre, de la mítica Vespa. Lo que prometía ser una elección perfecta para el momento de crisis que vivía la Fiat se convirtó en una tragedia cuando, en 1997, el joven moría a los 33 años a causa de un extraño tumor. El que hubiera podido ser heredero natural, Edoardo, hijo de Gianni, nunca había contado en los asuntos de familia. Siempre había sido un extraño en un mundo en el que capitalismo y dinero son la base de todo. Lejos de los intereses mundanos de su padre, le interesaba más la meditación y la espirutualidad además de haber coqueteado con las drogas. La depresión lo llevó a suicidarse en el 2000 a los 46 años tirándose de un viaducto. Dicen que, tras estas muertes, Il avvocato no fue el mismo. Sus apariciones públicas, que siempre levantaban un revuelo sin igual en Italia, fueron cada vez más escasas y en Turín, sede de la Fiat y residencia de la familia, se comentaba que una grave enfermedad que lo tenía recluído en su gran villa. Gianni Agnelli había llegado a la presidencia de la Fiat en 1966. Hasta ese momento, 46 años, se había dedicado a divertirse convirtiéndose en uno de los personajes más famosos de la jet-set internacional de los años 50 y 60. De su matrimonio con Marella Caracciolo había nacido dos hijos, Edoardo y Margherita, esta casada, y más tarde divorciada de un escritor de origen judio, Alan Elkann, con el que tuvo tres hijos, John, Lapo y Ginevra, que se criaron con sus abuelos. El emporio familiar Además de la Fiat, la extensa familia Agnelli controla periódicos como La Stampa de Turín o Il Corriere della Sera , el más leído de Italia, otras firmas automovilísticas como Ferrari o Masserati, además del equipo de fútbol Juventus. Dejar este imperio en manos de la persona adecuada se convirtió en el principal objetivo de Il avvocato en los últimos meses de su vida. Cuando murió, en enero de 2003, fue su hermano Umberto quien tomó su relevo. Siempre a la sombra de la fuerte personalidad de Gianni, el más joven de los Agnelli poco tiempo tuvo para demostrar su valía ya que en mayo de 2004 otro cáncer acababa con su vida. La muerte de los dos hermanos tuvo lugar en un momento muy delicado para el grupo Fiat. Las cifras de ventas de los últimos modelos de automóviles no eran positivas. La liberalización de los mercados europeos había terminado con los privilegios de los que siempre había gozado en Italia, las ayudas gubernamentales mas o menos encubiertas habían tocado a su fin y la competencia era dura. El acuerdo firmado con General Motors se descubrió un auténtico desastre. Para superar la crisis se recurrió a un hombre de la casa y así, Luca de Montezemolo, artífice del lanzamiento de Ferrari, se convirtió en el presidente del grupo. A su lado, como vicepresidente, un nieto del Avvocato, John Elkann. Con 29 años siempre ha sido un joven discreto, dedicado en cuerpo y alma a la Fiat, aunque ha protagonizado un matrimonio de cuento de hadas casandose el pasado año con una princesa, Lavinia Borromeo. El «reactivo» de la compañía Muy distinto es su hermano Lapo, que el pasado día 6 cumplió 26 años y ahora ha sido ingresado por sobredosis de droga. Su trabajo de promoción de productos en Fiat le ha dado notoriedad, cosechando grandes éxitos. Optimista, alegre, extrovertido y de gran vitalidad, su creatividad está haciendo que la vieja y poco chic Fiat se convierta en un objeto de deseo como marca de lujo. Lo último es la nueva Fiat Punto, cuya campaña de publicidad ha sido dirigida por el propio Lapo quien no dudó de posar dentro del maletero del automóvil. Fue él quien eligió la música del rockero Vasco Rossi con la intención de atraerse a los jóvenes: «La Fiat debe ser fica (molona)» ha dicho. En Italia muchos sueñan con imitar sus zapatos colorados y sus trajes de enormes rayas al estilo de su abuelo. Su popularidad ha aumentado gracias al noviazgo con una joven promesa del cine italiano, la actriz Martina Stella, con la que hasta hace poco ha formado una de las parejas de moda. La televisión lo ha introducido en casa de los italianos a través de un imitador que copiaba su mal idioma. Dicen que se parece físicamente a su abuelo, a quien le unía una relación especial. De él ha heredado, ademas de la pronunciación de la «r», su carisma para crear estilo y, por ello, mientras se recupera en un hospital de Turín, muchos en Italia esperan un final feliz ya que en Lapo Elkann se han depositado las esperanzas de recuperación de todo un símbolo del país, casi emparejado a la pizza y los gondoleros. ¿Qué sería de Italia sin la Fiat?