Diario de León

El Papa del Golf viaja ahora en Jeep

Un alemán compró el VW Golf que había pertenecido al cardenal Ratzinger y lo revendió por Internet. Es una anécdota más de su corto pontificado

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MARÍA SIGNO | texto
León

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Desde aquel 19 de abril en el que el hasta entonces cardenal Ratzinger se asomó al balcón de la plaza de San Pedro convertido en Benedicto XVI han pasado ya seis meses. Medio año en el que poco a poco el nuevo Papa ha ido mostrando algunos rasgos de su personalidad. Con un carácter muy distinto al de su antecesor, Papa Ratzinger es poco amigo de gestos para la galería. Su formación académica como profesor universitario y sus orígenes alemanes le han dado una impronta de seriedad que su larga estancia en Roma ha dulcificado un poco. Ya en los primeros días de pontificado se dieron a conocer algunas anécdotas que parecían demostrar que el ex prefecto para la Congregación de la Fe no era el gran inquisidor del que se hablaba. Su amor por los gatos provocó el primer incidente con la rigidez vaticana ya que surgieron problemas para que sus dos felinos lo pudieran acompañar a su nueva residencia por lo se tuvo que buscar para ellos una nueva casa. Todos cuentan cómo, siendo aún cardenal, cada vez que se encontraba uno de los numerosos gatos que invaden las calles romanas, se paraba para hablarles. Casco de bombero De aquel Papa emocionado y poco habituado a baños de multitud poco a poco va quedando menos. Aunque no sea amigo de gestos llamativos, le gusta acercarse a la gente. Desde el primer momento ha querido prescindir del papamóvil blindado, que tan solo ha usado en Colonia, prefiriendo recorrer la plaza de San Pedro a bordo del viejo todoterreno blanco. En las audiencias generales ha protagonizado curiosos momentos como cuando no dudó en hablar con una monja a través del teléfono móvil de un peregrino. También dio la vuelta al mundo una fotografía en la que aparecía tocado con un casco de bombero. Son pequeños gestos que han hecho al Papa más humano y más cercano a la gente. El hasta ahora único viaje del Papa al extranjero ha sido a Colonia con motivo de las Jornadas Mundiales de la Juventud, donde ha recibido un baño de multitud. En aquella ocasión el viento quiso jugarle una mala pasada y cuando se asomó a la puerta del avión, hizo que su bonete saliera despedido. Más tarde, durante la ceremonia de recibimiento, su capelina se levantó varias veces llegando a cubrirle la cara. En ningún momento Benedicto XVI perdió la sonrisa llegando incluso ha ironizar con el hecho. Su talante sencillo se ha puesto de relieve en una de las primeras reuniones del sínodo de obispos que se clausura hoy en Roma, cuando pidió disculpas a los presentes para ausentarse de la reunión «porque tengo que ir al dentista». ¡También los papas sufren con los dientes! Durante una de dichas reuniones, en el momento dedicado para las intervenciones libres, el Papa, como uno más entre los obispos, no dudó en levantar su mano para pedir la palabra. Mudanza De la mudanza al Vaticano, Benedicto XVI se ocupó casi personalmente. En varias ocasiones, durante los primeros días de su pontificado, se acercó hasta su antigua residencia, a pocos pasos de plaza de San Pedro, para elegir personalmente los primeros objetos para llevarse a su nueva casa, especialmente libros. Más preocupado por el interior que por el exterior, el Pontífice no se ocupa mucho de su aspecto. Considerado un hombre elegante, con pequeños detalles de buen gusto como los puños con gemelos que luce siempre, sus primeras sotanas blancas se demostraban demasiado cortas dejando ver los tradicionales zapatos rojos de manera demasiado evidente. Tradicionalmente, el sastre papal es la familia romana de Gammarelli, quien, desde hace generaciones, viste también a numerosos personajes de la curia romana. Pero no es el único. Roma está llena de buenos sastres y el cardenal Ratzinger siempre ha preferido Euroclero, a donde ahora parece haber vuelto convertido en Benedicto XVI. El Papa es un hombre sencillo. Sus comidas son frugales y apenas dedica tiempo a la mesa. Al vino o a la cerveza prefiere el zumo de naranja y, aunque le gusta la comida italiana, se inclina por la de su país, especialmente el strudel de manzana. Junto a él está siempre su fiel secretario, Georg Gaenswein, un sacerdote de 49 años que ya ha dado que hablar por su parecido con el famoso protagonista de la serie televisiva El pájaro espino . Precisamente fue él el centro de interés de la mujer del presidente italiano cuando Benedicto XVI visitó oficialmente el Quirinal. Vacaciones Para sus vacaciones, y como en muchas otras cosas, el Papa continuó las costumbres de su antecesor y eligió la casa salesiana de Valle de Aosta, en los Alpes, que frecuentaba Juan Pablo II. El resto del verano lo ha pasado en la residencia papal de Castelgandolfo, a veinte kilómetros de Roma. Allí han tenido lugar importantes reuniones del Pontífice como recibir a los Reyes de España o a los de Jordania. También en Castelgandolfo ha cenado con su antiguo compañero de universidad, convertido hoy en uno de los teólogos más críticos de la Iglesia, Hans Küng, con el que ha pasado una interesante velada. También a Castelgandolfo ha acudido la periodista italiana Oriana Fallaci.

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