«Como mínimo cinco trajes»

Lo primero que llama la atención de Francesco Marrone es su juventud. Pero ya lleva nueve años de oficio. Es uno de los cotizados sastres de la escuela de Abruzzo, y uno de los dos que cada temporada recorren el mundo para atender a los clientes de Brioni. La pasada semana estuvo en Vigo. Llegó procedente de Irlanda, previo paso por Japón, Alemania, Holanda, Suiza y Rusia. -Pues sí que mima Brioni a sus clientes. -La atención personalizada es una de sus señas de identidad. -Con lo difícil que es formar parte de su nómina de sastres, ¿cómo se las ingenió para entrar? -Primero, porque nací en Penne, lo cual ya supone la mitad del camino. Segundo, porque mi padre, que también es sastre, trabajó para Brioni y, sobre todo, porque superé con éxito los cuatro cursos de formación obligatoria. -¿Eligió la profesión para seguir la saga familiar? -No. La elegí por vocación. Porque me gusta el arte, y vestir, que no es lo mismo que cubrir, me parece un arte. -¿Qué es cubrir? -Cubrir es ponerse lo primero que a uno le viene a la mano. Vestir es emplear diez minutos cada mañana en pensar y elegir lo que nos vamos a poner. -Con las prisas matutinas, mejor dejarlo elegido de víspera. -Eso nunca, porque no sabemos el ánimo con el que nos vamos a levantar. -¿Cuántos trajes tiene que haber, como mínimo, en un armario masculino? -Como mínimo cinco trajes: gris, azul, príncipe de Gales, rayas y esmoquin.