El pueblo hiperactivo

|||| Si desde hace tiempo se caracteriza por algo Gordoncillo, es por su hiperactividad. Es el otro milagro local que emulando al propuesto por Fernando Trueba como el de Candheal, tendría a su alcalde, Urbano Seco, en el papel del mismísimo Carlinhos Brown, agitador cultural de las tradiciones y la modernidad. Hay hasta un lenguaje característico (chiguito, galán¿) y saludos austeros al cruce que se deben contrastar desde el terreno: ¡Bueno!, ¡Vale! Pero ante todo hay ganas de hacerse un hueco en la cartelera de grandes acontecimientos de la provincia leonesa. El vino juega, como el tiempo, a favor del pueblo. La feria vitivinícola se ha consolidado, tras siete años, como acto previo a las fiestas de San Juan Degollado y, en ella, tiene lugar un festival internacional de payasos que ya forma parte del circuito veraniego de los espectáculos teatrales. En este nudo al sur de León, desde hace tiempo se pretende que el vino, aquel que era una fiesta, se convierta en una celebración cargada de futuro.