Diario de León

Sólo el 11% del agua de los ríos españoles es de buena calidad

En un informe se afirma que la falta de depuración, la existencia de vertidos y la sobreexplotación de los acuíferos son los principales factores que afectan a las aguas continentales españolas

Publicado por
Y. C. ÁLVAREZ | texto
León

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La organización ecologista Greenpeace ha hecho público el informe «La calidad de las aguas en España. Un estudio por cuencas», en el que se concluye que el estado de las masas de agua, tanto superficiales como subterráneas, es muy deficiente. Según Juan López de Uralde, director para España de Greenpeace, «sólo el 11% de las aguas superficiales y el 16% de las subterráneas están en condiciones de cumplir en el año 2015 con los objetivos de calidad establecidas por la Directiva Marco del Agua. Se trata de una asignatura olvidada porque siempre se habla de cantidad de agua disponible, pero no de su calidad». Esto significa que las aguas de ríos y lagos no tienen calidad suficiente para mantener su poder de autodepuración y los ecosistemas que dependen de ellas. En cuanto a las subterráneas, menos de la cuarta parte mantienen las cualidades químicas suficientes para que se puedan utilizar en abastecimiento y riego. Este estudio es el primero que analiza todos los datos oficiales existentes sobre ríos, lagos, humedales, estuarios y rías desde una perspectiva nueva en España, basada en el cumplimiento de la Directiva Marco del Agua (DMA), vigente desde el año 2004 y cuyo principal objetivo es recuperar la calidad de las aguas continentales europeas. Según la organización ecologista, el término calidad incluye la contaminación (grado de toxicidad de los diferentes vertidos), el estado ecológico de las superficiales (salud del ecosistema y capacidad de regeneración) y el estado químico de las subterráneas. Puntos negros El informe advierte que la falta de depuración, los vertidos y la sobreexplotación son los principales factores que afectan a la calidad del agua y recoge los «puntos negros» existentes. Así, La Coruña, Algeciras o Melilla son algunas de las 70 ciudades de más de 15.000 habitantes que carecen de depuración de aguas residuales. El caso más lamentable es el de la ría de Huelva, donde se producen miles de toneladas de vertidos contaminantes procedentes de las industrias químicas. También se citan los vertidos químicos en el Nalón (Asturias), Deba (País Vasco), Ebro o Guadalquivir, cuyas aguas superan los límites permitidos de pesticidas, plomo, cadmio o mercurio; la sobreexplotación en Ciudad Real (más de 60.000 pozos ilegales), o la desembocadura del Segura en Alicante, cuyo caudal es inferior al 10% del que debería llevar. En la Cuenca del Duero, el informe advierte que sólo el 13,8% de sus aguas superficiales cumple con los objetivos ambientales de la DMA. El texto recuerda que el 90% del consumo se destina a usos agropecuarios y que el riego de amplios sectores ha provocado la sobreexplotación de las aguas subterráneas y la contaminación difusa de suelos y acuíferos por vertidos ganaderos. Además, la demanda agrícola ha propiciado una fuerte regulación de los cauces (un embalse cada 175 kilómetros de río). Las zonas más contaminadas son los acuíferos de Segovia, las de los Arenales, Esla-Valderaduey, Almazán Sur o el área de Ciudad Rodrigo-Salamanca, y se indica la deficiente o nula depuración de aguas residuales en municipios como Arévalo, Ledesma o Toro. Cientos de humedales están roturados y muchos son inservibles para la agricultura por su alto contenido en sales. Cada vez es mayor la destrucción de la vegetación ligada a orillas de los arroyos y los bosques de ribera, lo que ha puesto en peligro las poblaciones de peces autóctonos, ya muy diezmadas por la contaminación, las obras hidráulicas, la introducción de especies exóticas y la presión pesquera a la que son sometidas.

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