Diario de León

España es el país europeo más vulnerable al cambio climático

La región mediterránea sufrirá aumento de temperatura, falta de agua e incendios forestales. Además, se calcula que el rendimiento de los cultivos se puede reducir entre un seis y un diez por ciento

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Y. C. ÁLVAREZ Y CSIC | texto
León

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El ámbito mediterráneo y las regiones de montaña serán las regiones europeas Europa más vulnerables a los efectos del cambio climático. Así se recoge en un estudio europeo en el que han participado 16 organismos, entre los que se incluye el Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC). En la investigación, cuyas conclusiones se recogen en la revista Science, se afirma que las consecuencias negativas de este aumento de vulnerabilidad afectarán a la agricultura, la selvicultura, la conservación de la naturaleza, el consumo de energía, el abastecimiento de agua o la industria del turismo, todo ello como consecuencia de modificaciones en los usos del suelo y cambios del clima. Estos cambios reducen la capacidad de los ecosistemas para abastecer de recursos y servicios a las sociedades de los países europeos, como alimento, agua u ocio. Los científicos han subrayado, por un lado, que las tendencias europeas en el cambio de los usos del suelo ofrecen algunas oportunidades para una gestión sostenible del territorio. En concreto, la menor necesidad de tierras para alimentos puede reducir la intensidad de las actividades agrícolas sobre el territorio y producir bioenergía, principalmente, en Europa central y del norte. No obstante, advierten que el cambio climático trae también consigo consecuencias negativas importantes que pueden causar problemas potenciales para la gente en muchas regiones. Ecosistemas en peligro En el estudio, que ha tenido en cuenta diversas variables de aumento de la temperatura (entre 2,1 y 4,4ºC) población, usos del suelo y consumo, se alerta que la Península Ibérica será una de las zonas más perjudicadas por el cambio climático debido a una reducción de las precipitaciones y a su reparto estacional. Se calcula que en el año 2080, entre el 14 y el 38% de la población mediterránea vivirá en cuencas fluviales donde la escasez de agua será mayor debido al cambio climático lo que, a su vez, aumentará el riesgo de incendios y la presión sobre la biodiversidad. Además, el rendimiento de los cultivos podría descender entre un 6 y un 10%. En cuanto a las áreas de montaña, se verán seriamente perjudicadas por la regresión de la superficie nevada y la alteración del sistema hidrológico. En los Alpes, la cota de nieve pasará de los 1.300 metros actuales a unos 1.700 a finales de siglo (en Suiza, la superficie esquiable se reducirá del 85% del territorio actual al 63%). También se esperan fenómenos climáticos extremos como olas de calor o desbordamientos del Rhin durante el invierno. Los efectos del calentamiento global también se harán sentir en los ecosistemas. Tras estudiar la distribución de más de 2.000 especies vegetales y animales en toda Europa, los científicos advierten que las mediterráneas y las de montaña son «extraordinariamente» sensibles al cambio climático y prevén que en España, Grecia e Italia se reduzca su cobertura forestal (que será sustituida por matorral) concretamente, la presencia de cuatro árboles típicos del Mediterráneo: alcornoque (Quercus suber), encina (Quercus ilex), pino carrasco (Pinus halepensis) y pino resinero o negral (Pinus pinaster). Sin embargo en el norte de Europa, las lluvias pueden ser más frecuentes y aumentarán las zonas boscosas. Según afirma el científico del CSIC, Miguel Araújo, el estudio confirma que los ecosistemas europeos absorben en la actualidad el CO2 que se encuentra en las emisiones generadas por el uso intensivo de combustibles fósiles, y que los aumentos previstos de las áreas forestales influirían de modo favorable en este proceso. Sin embargo, el calentamiento global acelerará la liberación de carbono del suelo, de forma que al final del presente siglo los bosques y prados europeos no sólo no contribuirán a absorber las emisiones, sino que provocarán el efecto contrario.

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