JOVEN PROMESA
Eva Aller, una cocinera con futuro
|||| La joven cocinera Eva Aller González es buena muestra de que la gastronomía leonesa tiene el futuro asegurado. Son ya muchos los jóvenes cocineros que en los últimos tiempos se están incorporando a los fogones de los más prestigiosos restaurantes leoneses, la mayoría de ellos procedentes de la Escuela de Hostelería y Turismo de León, un estupendo vivero en plena producción de profesionales bien formados. Eva y sus compañeros de generación están recogiendo el testigo que algún día les pasarán los clásicos de la cocina leonesa, unos cocineros que tuvieron que aprender la profesión desde abajo, trabajando con ahínco desde los últimos escalones, robando sus secretos, no sin dificultad, a los celosos jefes de cocina para los que trabajaban y, sobre todo, haciendo que su vida profesional fuera itinerante, para conocer la realidad de la cocina de los grandes centros gastronómicos de Cataluña, Madrid o el País Vasco, con alguna incursión en otros países europeos. Eva, joven e ilusionada, intenta hacer en El Risueño Jabalí una cocina renovadora basada en la tradición: para ello ha estudiado mucho las viejas recetas, ha hablado con personas mayores enamoradas de la cocina y, sobre todo, realiza cada día todas las pruebas que puede, su cocina es un verdadero laboratorio en el que se funden los viejos tratados con las ideas innovadoras. Todo para, según comenta, «conseguir que la gente que acude al restaurante salga de él satisfecha y contenta con lo que ha comido». La jovencísima cocinera explica que la cocina de este momento «es muy competitiva, cada vez se come mejor, hay muchos sitios que dan muy bien de comer y a muy buen precio. Para destacar hay que involucrarse de cuerpo y alma. La gente tiene cada vez una mayor cultura gastronómica y es muy exigente, lo que para los profesionales es muy bueno, pues ayuda a superarnos». Eva Aller, una prometedora profesional de la cocina, está ya preparando a marchas forzadas la nueva carta para el invierno. Para ello hace cada día cientos de experimentos, de pruebas, de catas, intentando conseguir esos manjares que los clientes de El Risueño Jabalí esperan encontrar en el coqueto restaurante de Cifuentes de Rueda.