El Risueño Jabalí, un restaurante distinto
Cocina de fusión basada en los productos de la tierra y la tradición gastronómica leonesa
La fauna de los montes cercanos a Gradefes y San Miguel de Escalada está de enhorabuena: uno de sus más genuinos representantes, el jabalí, ha recibido el importante homenaje de ver su nombre en la muestra del más moderno y lujoso de los restaurantes del municipio. Juan Carlos Urdiales ha cumplido uno de los grandes sueños de su vida. «Tenía la ilusión -asegura- de abrir en mi pueblo un restaurante importante y, finalmente, lo he conseguido, he visto plenamente satisfechas mis ilusiones». La presencia de El Risueño Jabalí contrasta con el entorno rural de Cifuentes de Rueda. Sus modernas instalaciones, con una cuidadísima decoración minimalista, emparentada en su sencillez con la filosofía zen, son una agradable sorpresa que se acentúa cuando se conoce y degusta su extraordinaria cocina. Explica Urdiales que han iniciado la andadura de su proyecto gastronómico «con honesta humildad, deseando hacer participes a los visitantes de nuestra filosofía, de nuestra manera de entender la vida y la cocina. Queremos asumir el desafío de ser modernos sin olvidar el lado tradicional, para ello pensamos que es vital tener en cuenta lo que ha acontecido en la historia de la cocina y, especialmente, en la cocina leonesa. Prestamos una atención especial, un merecido respeto, al producto autóctono, a los alimentos más característicos de la comarca. Con esta gastronomía, impregnada de una atmósfera tradicional, anhelamos estimular los sentidos y, particularmente, queremos incidir en los recuerdos, memorias de un olor, un color, una textura... en fin, vamos a recuperar sensaciones placenteras y proporcionar a nuestros comensales gozo y delectación». Incidiendo en su interés por los productos autóctonos de temporada, explica Urdiales que «la caza y las setas quieren ser las señas de identidad de El Risueño Jabalí. Estos dos productos se complementan perfectamente y combinan maravillosamente bien sus peculiares sabores, armonizando perfectamente con el toque dulce de las castañas, también fruto otoñal, y de con demás frutos del bosque, los arándanos, las frambuesas o las moras». De entre los platos de la carta de establecimiento, muy bien estructurada, destacamos para empezar su Ensalada de habitas, virutas de sepia y arriero, una original y deliciosa mezcla de sabores. Después nos ha gustada especialmente el Hojaldre de boletos con all i oli gratinado y tomate, de perfecta presentación y con una acertada combinación de sabores y texturas que, además, pone de manifiesto toda la gama de sabores y aromas de las setas empleadas en su elaboración. Interesante su versión del tradicional bacalao, presentado muy poco hecho y con una jugosa compañía de pisto. También es representativo de la casa el Solomillo de buey, patatas de hierbas, emulsión de pimientos y aceite de piñones. Lo cierto es que el comensal no sabe si disfruta más de la carne en su punto perfecto o del cúmulo de florales referencias de la patata que lo acompaña. Estupendo también el Blinis de frutas del bosque y crema de nueces, un postre perfecto para el estilo de cocina que Eva Aller practica en los fogones del restaurante. Todos los días hay un menú infantil, con pasta fresca, hamburguesa de solomillo y patatas fritas, y también un menú degustación de 28 euros. El plato del día cuesta 12. Completa la oferta una gran selección de vinos, actualmente en expansión, y marcados muy poco por encima del precio de coste. Una increíble carta de cafés e infusiones presenta menta, tila, manzanilla o té, mezclados con frutos del bosque y frutas variadas. Y su sugerente carta de licores, también a muy buen precio (ejemplo: copa de Lepanto 6 euros). Hay muchas más cosas interesantes en este joven restaurante, pero tiempo hay de ir dándolas a conocer.