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Atractivos, dinámicos... y a gasóleo

Sin perder un ápice de atractivo, ni de condiciones dinámicas, Jaguar opta por los gasóleos en dos de sus modelos de bandera: XJ6 V6 en la gama alta y X-Type 2.2D Wagon en uno de sus escalones de acceso. Los tiempos cambian, aunque no tanto co

Publicado por
JAVIER FERNÁNDEZ | texto
León

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|||| Berlina de lujo y atractivo familiar. El XJ, «padre» del espectacular Coupé XK, y el X-Type, punta de lanza comercial del «Gran Gato», se rinden a los encantos de sendas mecánicas turbodiesel de última hornada... ¿Traición? ¿Abandono de valores? ¿Pérdida de refinamiento? Nada de eso... «adaptación al medio». Sólo un apunte para quien se muestre -todavía- reacio a rendirse, de la mano de Jaguar, a los encantos de unas mecánicas diesel que poco -o nada- tienen que envidiar a sus homólogos de gasolina: 204 caballos -idéntica potencia- y una ganancia de 14 metros/kilo de par a favor del turbodiesel V6 que monta el XJ6 D. Eso, claro, por no hablar de consumo: dos litros y medio menos, igualmente a favor del diesel. Es verdad que también puede aducirse que... «donde estén las aceleraciones de un gasolina»... Hombre, «algo» tenía que tener, ¡sólo faltaba!, aunque, vistos los tiempos que corren, también las aceleraciones brutas... tiene su peaje fotográfico (¡). Por cierto, una última consideración, elevada a la categoría de «guinda»: el motor diesel suena -casi- igual de sugestivo que un gasolina cuando se juguetea con la zona alta del cuentavueltas (gracias al impecable trabajo de PSA en su puntual colaboración tecnológica con Ford) y pocos serán capaces de sentirlo malamente al ralentí, ni de apreciar vibración alguna que pueda evidenciar su condición de plebeyo turbodiesel. Claro que Jaguar también ha puesto su granito de arena: Softronic, un sistema capaz de eliminar la mayoría de vibraciones del motor cuando éste gira en punto muerto (soportes del motor controlados electrónicamente), capó forrado con materiales especiales y hasta el aislamiento del airbag del volante para «seguir» reduciendo las vibraciones propias, aunque cada día más minimizadas, de un propulsor diesel. La elasticidad, las recuperaciones desde los regímenes más bajos de giro, es otra de las perlas del V6 biturbo-diesel de 14 válvulas y rampa común que monta nuestro protagonista: 10,2 segundos para acelerar de cero a cien y 6,4 para recuperarse entre 80 y 120 por hora; cada día se pone más de manifiesto que la geometría «seis en V» resulta de las más competitivas, y eso que la planta motriz en cuestión no tiene empacho en anunciar una romana que supera en 120 kilos a la de su homólogo de gasolina. Eso, y la caja automática de 6 marchas que, como en otros productos de PSA y Ford, muestra aquí todas sus excelencias. Por lo demás, la suspensión neumática CATS palia las inercias inherentes a la envergadura del XJ (1.659 kilos en cinco metros de coche) y la pléyade de ayudas electrónicas (control de estabilidad DSC, de tracción TC y frenos con ABS y EBD) propician un elevado comportamiento y control dinámico. Eso, por no hablar del control de la velocidad de crucero y regulación de la distancia ACC, del freno de mano electrónico o del también sofisticado sistema de airbag adaptables ARTS. Lo de la conexión Bluetooth para el teléfono manos libres... se da por sentado. En fin, que el «Gran Gato» no pierde un ápice de glamour , por mucho que lo anime «ese» tipo de combustible... X-Type Wagon, también gasóleo En el punto de mira del X-Type, la competencia con sus enemigos germanos en el escalón de berlinas medias, cuya escalada de potencia en los últimos tiempos, venía dejando a Jaguar un tanto descolgada. La distancia se enjuga ahora con la llegada, a la carrocería familiar del X-Type, del tetracilíndrico multiválvulas turbodiesel «directo» de unos impecables 155 CV -unidos a una caja manual de 6 marchas- que le permite ganar muchos enteros a un modelo de impecable presentación estética, buen comportamiento dinámico y consumos más que razonables. El X-Type Wagon puede presumir de montar uno de los mejores cuatro cilindros turbodiesel del mercado (Ford lo estrenó en el Mondeo) y entre cuyas particularidades está la llamada función «overboost», una suerte de patada suplementaria en la sobrealimentación del turbo, durante unos segundos, capaz de aumentar el par (de 36,7 a 40,8 metros/kilo) y consecuentemente de sacar una potencia suplementaria en momentos puntuales (un adelantamiento, por ejemplo). La diferencia con el motor de 130 CV, es que este de 155 CV viene unido a un cambio manual de 6 velocidades, con accionamientos cortos y precisos de palanca y con una sexta que permite cruceros desahogados en autopista o autovía. La consecuencia práctica es que el X-Type Wagon (1.575 kilos) firma un consumo medio en torno a los 7 litros (ligeramente por encima en ocasiones) lo que se traduce en la posibilidad de rodar alrededor de 870 kilómetros sin repostar. Con una carrocería francamente bonita en lo estético, el coche hace gala de una evidente distinción, muy en línea con la filosofía del fabricante: profusión de materiales nobles en el habitáculo, asientos confortables y con buena sujeción lateral, además del tapizado en piel que se ofrece de serie. Y aunque no se ofrezcan los faros de xenón ni el sensor de encendido y lluvia en ese equipamiento, el de serie, por mucho que la tarifa no sea precisamente de lo más contenida, el X-Type Wagon sí que monta un completo equipamiento: 6 airbag, ABS, asientos delanteros con regulación eléctrica, volante regulable en altura y profundidad, llantas de aluminio. Tal como sucede en otras modernas realizaciones familiares-deportivas, una fórmula muy en boga últimamente, el Wagon del X-Type no ofrece mayor capacidad que la berlina homóloga, más bien al contrario, porque, también se sabe, el cliente de este tipo de vehículos no busca tanto la capacidad bruta como la exclusividad de diseño y prestaciones. Eso sí, la luneta trasera se abre independientemente del portón.