Las visitas de Franco a León Testamento político
|||| Fueron numerosas las visitas oficiales y privadas de Franco a León, para inaugurar pantanos, iglesias o «pescar». La primera, recién terminada la guerra, el 22 de mayo de 1939, para despedir a los aviadores de la Legión Cóndor, enviados por Hitler para ayudar a los nacionales a vencer en su particular cruzada. También desfiló bajo palio en la inauguración del santuario de La Virgen del Camino y paseó en un Rolls Royce para presidir en julio de 1964 el VI Congreso Eucarístico. En 1962 visitó la fábrica de Antibióticos |||| Españoles: Al llegar para mí la hora de rendir la vida ante el Altísimo y comparecer ante su inapelable juicio pido a Dios que me acoga benigno en su presencia, pues quisi vivir y morir como católico. En el nombre de Cristo me honro, y ha sido mi voluntad constante ser hijo fiel de la Iglesia, en cuyo seno voy a morir. Pido perdón a todos, como de todo corazón perdono a cuantos se declararon mis enemigos, sin que yo los tuviera como tales. Creo y deseo no haber tenido otros que aquellos que lo fueron de España, a la que amo hasta el último momento y a la que prometí servir hasta el último aliento de mi vida, que ya sé próximo. Quiero agradecer a cuantos han colaborado con entusiasmo, entrega y abnegación, en la gran empresa de hacer una España unida, grande y libre. Por el amor que siento por nuestra patria o pido que perseveréis en la unidad y en la paz y que rodeéis al futuro Rey de España, don Juan Carlos de Borbón, del mismo afecto y lealtad que a mí me habéis brindado y le prestéis, en todo momento, el mismo apoyo de colaboración que de vosotros he tenido. No olvidéis que los enemigos de España y de la civilización cristiana están alerta. Velad también vosotros y para ellos deponed frente a los supremos intereses de la patria y del pueblo español toda vida personal. No cejéis en alcanzar la justicia social y la cultura para todos los hombres de España y haced de ello vuestro primordial objetivo. Mantened la unidad de las tierras de España, exaltando la rica multiplicidad de sus regiones como fuente de la fortaleza de la unidad de la patria. Quisiera, en mis últimos momentos, unir los nombres de Dios y de España y abrazaros a todos para gritar juntos, por última vez, en los umbrales de mi muerte: ¡Arriba España! ¡Viva España! (Francisco Franco Bahamonde)