Cuando las reliquias del pop valen oro
Aquel que haya comprado una foto firmada por los cuatro Beatles en 1982 habría pagado 100 euros. Ese mismo objeto de memorabilia musical puede llegar a costar 15.000 euros en el 2005. En Galicia existen varios coleccionistas musicales que lleva
No lo hacen como inversión sino como forma de canalizar la pasión que sienten por la música. Es la opinión de todos los coleccionistas gallegos consultados, a pesar de que periódicamente salten a los medios de comunicación noticias sobre millonarias ventas de memorabilia musical. Sin ir más lejos, esta semana han pagado 65.000 euros por unos poemas manuscritos de Bob Dylan. En Galicia, los coleccionistas pueden aparecer en la piel de personajes públicos como José Manuel Baltar hijo, conocido miembro del PP y actual vicesecretario de la Mesa del Parlamento de Galicia, o personas como Armando Sánchez, poseedor de una de las colecciones de discos de los Beatles más importantes de España, o el prestigioso médico coruñés José María Ríos, que a lo largo de treinta años de devoción musical atesora una de las colecciones de guitarras más importantes de Galicia y un gran número de recuerdos de diferentes ídolos del pop. De Knopfler a B. B. King Así, entre la veintena de guitarras que cuelgan de una de las habitaciones del hogar del doctor Ríos se puede contemplar una de la marca Gibson firmada por el mítico bluesman B. B. King, una tipo National autografiada por Mark Knopfler, una Les Paul donde aparece la letra de Joe Perry, un bajo Hofner y una acústica donde aparece el nombre de Paul McCartney (este último instrumento fue utilizado en directo por el beatle en la gira del 93), o una Rickenbaker con las grafías de George Martin, productor de los Beatles, y Zack Starkey, hijo de Ringo Starr y cotizado batería que incluso ha tocado en el último disco de Oasis. ¿Valor económico? José María Ríos no lo sabe con seguridad porque «mi intención no es comerciar con este tipo de recuerdos. Es algo que para mí es simplemente una afición con la que disfruto en mi tiempo libre». Sin embargo, una visita a las periódicas subastas de memorabilia que se realizan por Internet o en ciudades como Londres o Nueva York podría situar el coste económico de alguna de estas guitarras en unos 9.000 euros. Los Beatles es la principal pasión musical de un doctor Ríos que ha llegado a conocer personalmente a Yoko Ono, y que posee recuerdos que van desde fotos firmadas por los cuatro miembros de la banda, ropa que exhibieron en público como un quimono de John Lennon, hasta un contrato original de los derechos de edición del tema del cuarteto de Liverpool Yer Blues , firmado por los miembros de la banda. El también coruñés Armando Sánchez es otro gran aficionado a la música y, sobre todo, a los Beatles. Sánchez posee alrededor de 2.500 discos del cuarteto y de sus miembros en solitario. Y ninguno se repite. ¿Cómo es posible? Pues porque en el mercado de cada país del mundo se pueden encontrar ediciones diferentes del mismo álbum, con diferentes portadas, colores, etc. «Además de discos de los que se realizaron ediciones limitadas con portadas diferentes y luego se retiraron del mercado, existen otros en que se cambiaron cosas como los colores de la etiqueta que va pegada al vinilo por variaciones que se realizaron en la propia fábrica, y que con los años se han convertido en objetos de colección debido a sus rarezas y a los pocos ejemplares que existen en todo el mundo», explica Sánchez. Otro gran aficionado es José Manuel Baltar hijo, que tiene en casa una gran cantidad de ediciones especiales de discos, sobre todo de los Beatles, fotos autografiadas e incluso unos calcetines de Lennon. «Nos lo regaló Rosaura López, que también me llevó a visitar el edificio Dakota en Nova York, donde me encontré a Yoko Ono en el ascensor», explica. Además de objetos relacionados con la música de pop más clásica, Baltar atesora también varias experiencias personales muy gratificantes para cualquier melómano de pro: «En mis viajes a Londres y Nueva York me encontré con estrellas como Prince (en nuna pizzería), Brian May de Queen (en un musical) o el cantante de Spandau Ballet. También visité Abbey Road con mi hija y entré en el mítico Estudio 1». Y es que, como bien dice José Manuel Baltar, los Beatles ya no sólo son un grupo de pop. Se han convertido en música clásica.