Cuando la gastronomía tiene todo el encanto del Bierzo

Seis años de duro trabajo, días y noches luchando con las carcomidas paredes de la vieja casa berciana que han reconstruido piedra a piedra, viga a viga. Aquí han depositado sus esfuerzos Julia Losada Corredera, Álvaro Rodríguez Abramo y sus hijos en el encomiable intento de ver plasmadas sus ilusiones. Porque Álvaro es un entusiasta de la cocina y quiere, desde hace muchos años, dedicarse a la magia de los fogones. «Siempre me gustó cocinar y de alguna manera conservar las tradiciones de mi pueblo y del Bierzo. Creo que ésta es una buena manera de conseguir ambas cosas, la recuperación de una casa tradicional de Carracedelo y el hacer de ella un restaurante en el que se cocina la gastronomía de aquí, la más tradicional, pero adaptándola a los tiempos que corren. Por eso nuestro empeño en poner en marcha este restaurante, que en estos días cumple ya su primer año». Pero la historia comienza antes, mucho antes. Explica Julia que la familia tiene vivencias como para escribir una novela. «Después de muchos avatares, de muchas iniciativas que acabaron desbaratándose, decimos volver a nuestro pueblo dispuestos a poner en marcha un proyecto que llevábamos planeando mucho tiempo. Adquirimos una casa casi en ruinas y comenzamos arreglando las cuadras para hacer en ellas una taberna, la Taberna Che. Con ella comenzamos nuestra incursión en la hostelería». La Taberna Che es un encantador espacio decorado con piedra y madera, con una original calefacción, muchos recuerdos de las más románticas revoluciones del siglo XX, y, naturalmente, con una marcada preponderancia de la imagen mítica del Che Guevara. «En nuestros tiempos jóvenes -dice Álvaro- fuimos fervientes admiradores de aquellas filosofías revolucionarias, igual que la mayoría de los jóvenes de los años sesenta. El tiempo ha hecho que comprendamos lo que es utopía y lo que es la pragmática realidad, pero eso no impide que recordemos con nostalgia nuestros años juveniles y que sigamos admirando la figura del Che, por eso pusimos su nombre al establecimiento». Y simultaneando el trabajo en la taberna con el de afanosos constructores, fueron levantando poco a poco el restaurante, manteniendo en lo posible la estructura de la casa y añadiendo solamente lo necesario para convertirla en un acogedor restaurante. «La familia ha trabajado muy duro, lo hemos hecho todo, desde la recuperación de las paredes hasta las mesas, lo que hay aquí es consecuencia de un trabajo artesanal, cuidadoso, meticuloso¿ Nuestro restaurante, que mantiene el nombre de Taberna Che, tiene el comedor en lo que fuera la bodega de la casa, un espacio amplio pero muy acogedor, que se parece mucho a la bodega que fue en su momento». Álvaro intenta hacer una cocina tradicional, «recuperando comidas y costumbres de la comarca y, además, procurando incorporar a la carta platos originales que vamos creando poco a poco basándonos, sobre todo, en la cocina mediterránea y también en la cocina árabe. No podemos olvidar, porque estamos casi en la frontera, la gastronomía gallega, de donde hemos cogido especialidades como la Carne al caldero y el Caldo gallego, que es casi igual que el berciano¿ pero que tiene sus diferencias». Los entrantes de la casa son los Frijoles salteados con gambas y bacón, las Setas a la plancha con jamón, los Pimientos rellenos con bacalao, y dos especialidades: las tostas y los Feixós. Las primeras en sus versiones Ají colombiano, Espinacas con bechamel y Queso a las finas hierbas. Los segundos, (unas deliciosas tortitas) rellenos de Berenjenas con tomate, Setas con salsa de nata, Calabacín en Salsa, Espinacas y queso y Carne con tomate. Del apartado de ensaladas extraemos dos: la Griega, con tomate, queso fresco, aceitunas negras y albahaca; y la de la Casa, con endibia, lechuga, manzana y piña. En pescados, la Taberna Che oferta Merluza en salsa con almejas y Bacalao al ajo arriero. En las carnes, además de las clásicas, ofrecen un sensacional churrasco que es uno de los grandes atractivos del restaurante, y una estupenda chuleta de cerdo al vino. Según la temporada hay en la carta varios platos tradicionales, en la de este invierno figuran el inevitable Botillo con cachelos, el Lacón con pimientos y el Lomo con repollo, del que Álvaro está muy satisfecho: «El lomo sólo se hace así en Carracedelo, ni en los pueblos limítrofes lo hacen. El lomo, que suele resultar seco, se cuece en la grasa del propio cerdo, queda jugosísimo, y está exquisito acompañado de unas verduras cocidas y unos cachelos». Podemos dar fe de ello. Por encargo confeccionan también menús vegetarianos. De postres y licores Confiesa el equipo de cocina de la casa que en el capítulo culinario que más disfruta es en el de los postres, haciendo un original Arroz con leche, unas deliciosas Tartas de queso y piña, unos dulcísimos Flanes de huevo y café, la Crema catalana y unos encantadoramente dulces Creps con chocolate. La bodega no es muy amplia, pero tiene una acertada selección de caldos bercianos y a unos precios increíblemente ajustados. Otro de los grandes atractivos de la Taberna Che es la gran colección de licores que hace Álvaro a base de hierbas, de muy variadas frutas y de frutos como las nueces. El cocinero se convierte en alquimista para fabricar una serie interminable de deliciosos licores que ponen un broche de oro a las comidas del restaurante. La Taberna Che es todo un mundo rústico y auténtico, donde las cosas se hacen con grandes dosis de cariño, donde se piensa más en la satisfacción de quienes les visitan que en engordar las cifras de la cuenta (que, por cierto, son auténticamente económicas, cosa que asombra en este siglo del euro). Se trata de un rincón berciano en el que se resume la filosofía de las gentes de este rincón de las comarcas leonesas, personas emprendedoras, enamoradas del arte y de la poesía, que son capaces de hacer maravillas con sus manos artesanas y que, sobre todo, son poseedoras de un espíritu lúdico y abierto que vuelcan con impagable generosidad en aquellos que les visitan.