La culminación de un ciclo

La llegada del Maybach 57 S, como la de los nuevos Clase S (de cuyo concepto deriva el susodicho), sitúa a Mercedes muy cerca de la perfección o, al menos, en el camino de ella. Así dicho, la tal aseveración podría parecer exagerada, salvo porque los nuevos Clase S contabilizan más de una veintena de patentes tecnológicas, desde los «adaptative brake» (frenos adaptados a los sistemas ABS, ESP y BAS) hasta el sistema de visión nocturna (una cámara de rayos infrarrojos que multiplican la visibilidad nocturna y refleja las imágenes en una pantalla interior). Como el Maybach 57 S en su gama, el Clase S 500 Largo (V8 de 388 CV, 107.000 euros) se configura como una de las realizaciones más espectaculares de su escalón comercial: prestaciones de vértigo y elevado confort de marcha. Con casi dos toneladas de peso, es capaz de acelerar de cero a cien en 6,4 segundos (la punta se autolimita en 250 por hora) y de no superar los 15 litros de consumo medio. En este sentido, la caja automática de 7 marchas tiene mucho que ver en ello, como también lo tiene un chasis perfectamente homogéneo, unos frenos impecables y, en general, un comportamiento rutero más propio de un deportivo que de una ampulosa berlina. Así, la máxima expresión de Mercedes (en estos momentos) pone el listón muy alto a sus enemigos naturales.