Diario de León

Una escultura sobre el tejado en La Cabrera

La «pagoda» chimenea ha sido liberada del peso de las pizarras con una estructura oculta, se han repuesto los muros de piedra y la cocina tradicional está intacta

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A. GAITERO | texto
León

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No se trata de un retoque fotográfico. La diferencia entre el antes y el después de una de las casas más emblemáticas de La Cabrera no es una obra virtual; sus piedras se pueden tocar y la pizarra suda con las heladas. La chimenea en forma de pagoda ha recuperado su equilibrio y ya no corre peligro de sucumbir sobre el hogar de la casa. Se trata, según el arquitecto Javier López-Sastre, director de su restauración, de «una joya de la arquitectura popular cabreiresa que se encontraba a punto de desaparecer y de la que no hubiera quedado resto alguno para generaciones venideras si no se hubiera actuado ya», precisa. Situada en Villar del Monte, la casa de la chimenea, como se la conoce ya popularmente, forma parte de los planes de recuperación de rincones de La Cabrera que la Consejería de Cultura y Turismo ha llevado a cabo en los últimos años en el antiguo barrio de Forna y en las viviendas de Ambasaguas, ambas localidades del municipio de Encinedo, en La Cabrera Baja. En Villar del Monte, el tercer pueblo de La Cabrera Alta por la carretera de Castrocontrigo a Truchas, el Instituto Leonés de Cultura realizó una actuación semejante. «Se recuperaba una calle o un ámbito obteniendo así una imagen de conjunto que evoca de alguna manera el ambiente que un día existió, cuando estas edificaciones eran habitadas como vivienda habitual», precisa. Pero una vez recuperados estos espacios, «es preciso atacar las edificaciones», opina Sastre. Viviendas, pajares, molinos, fraguas, palomares... cuyos materiales esenciales se repiten armoniosamente (piedra, pizarra y madera) perviven como restos de una arquitectura «rural y pobre», pero que adquiere una «especial belleza gracias a su enraizamiento en el paisaje y los materiales que la componen» como la piedra de las fachadas, la pizarra o centeno de las cubiertas, la madera y el barro de los corredores y hornos. La chimenea es otro de los elementos singulares de la arquitectura popular cabreiresa -que no goza aún de protección oficial- pero en el caso de la casa de Villar del Monte en restauración este elemento funcional, destinado proporcionar ventilación al hogar, al «lar», es única. Como dice el restaurador, la chimenea se transforma en una escultura fundida sobre la cubierta. Para ver el resultado de la obra hay que buscar el sendero entre castaños y nogales que discurre por la parte trasera de las viviendas, porque la casa de la chimenea, como la mayoría de las edificaciones cabreiresas, está adaptada al terreno y aprovechó la elevación del terreno para la construcción de la cocina. La chimenea es espectacular, «la más imponente expresión de la chimenea en un alarde estético», explica Sastre. Se realizó con cuatro varas de madera verticales sujetas con dos cercos de madera arriba y abajo y luego se forró con losas de pizarra clavadas a la madera. Pero la falta de cuidado y el agua habían arruinado los muros de mampostería de 50-60 centímetros de espesor y parte de la cubierta se había hundido. Para restaurarla se desmontó la pizarra tosca y se reutilizó la que estaba en buen estado después de reponer parte de la estructura de palos que soportaban la cubierta. Se optó por liberar a esta de su peso con una estructura nueva que, sobre la existente, soporta todo el peso de la pizarra, evitando actuar en el interior de la cocina, que está en buen estado de conservación y es un ejemplo de lar tradicional cabreirés. En el interior, sólo hubo que reponer los tablones de castaño deteriorados.

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