Diario de León

El Calendario de León, de película

Además de las láminas con imágenes leonesas alusivas a los doce meses del año, en esta ocasión el Diario también ofrece a sus lectores un DVD que incluye testimonios de nuestros mayores y recreaciones de juegos y tradiciones

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E. GANCEDO | texto PEIO GARCÍA | fotos
León

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Para los más mayores son unos recuerdos bien guapos, quizá los más guapos de todos. Para el resto son escenas de enorme sugerencia, composiciones que condensan las señas de identidad de todo un pueblo. Ahora, esos recuerdos se han convertido en imágenes fijas y también en movimiento: reflejos llenos de vida de un ayer del que hoy no queremos desprendernos. Y que, en parte, queremos recuperar. Hablamos del Calendario de León, producto del Diario que se ha convertido ya en un elemento más del mobiliario de las casas leonesas desde su aparición hace cuatro años. A su utilidad como almanaque -con santoral, refranero e información sobre ferias y tradiciones populares- se une el hecho de presentar imágenes fuertemente arraigadas a la forma de ser y estar en el mundo de los habitantes de la región leonesa. Así, si el primero y el tercero de los Calendarios estuvieron dedicados a las labores tradicionales típicas de cada uno de los meses en esta tierra (la matanza del gocho, la vendimia, el esquileo o la siega) o las fiestas y diversiones (el magosto, la ronda, las romerías), el correspondiente al 2004 estaba íntegramente dedicado al Camino de Santiago, con todo el imaginario jacobeo y cisastur que se despliega entre el Cea y el Valcarce, entre la ermita de la Virgen del Puente y la aldea de La Laguna. Pero en esta ocasión, y coincidiendo con el Centenario que el Diario de León celebrará a lo largo de todo el próximo año 2006, los grandes protagonistas van a ser los niños. El Calendario recuerda el mundo del nacimiento y los primeros pasos para celebrar este señalado cumpleaños con bellísimas imágenes tomadas y grabadas en las comarcas de Maragatos, Omaña, Laciana, el Bierzo, la Montaña, las Riberas... El niño, en León rapaz , mocín , nin , neñu , neno , se hace con el protagonismo y hoy como hace cien años le vemos andando a cangrejos en la orilla, jugando a las tabas, sentado en una muria o junto al hórreo, ayudando a lavar, cardar, herrar o guardar el rebaño junto al sempiterno mastín leonés, o con muy pocos días, antes incluso de que le pongan la ropa de acristianar . Como en anteriores «ediciones» de la obra, las muy cuidadas -tanto en lo creativo como en lo visual y lo etnográfico- imágenes del Calendario de León han sido realizadas por el fotógrafo Peio García, quien en esta ocasión les ha dotado de un cierto tono sepia que acentúa aún más su carácter nostálgico y sugestivo. Las láminas se están entregando, de forma totalmente gratuita, todos los viernes, sábados y domingos, hasta el 31 de diciembre. Pero la gran novedad de este año ha sido la creación de un DVD -realizado por Javier Vaquero- en el que estas imágenes de jovencísimos bañistas, de pastorines y de aprendices de pescadores cobran vida y movimiento. El maestro enseñando (y dando unos torniscones a un chaval) en la preciosa escuela de Soto de Sajambre, el rapaz que mientras guarda las ovejas aprende a tocar el rabel, el ferrero y su ayudante, en medio de un mar de chispas, son algunas de las escenas de esta pequeña película que hilvana tradiciones y recreaciones leonesas y que se entrega, conjuntamente con el periódico, entre el 2 y el 31 de diciembre, a un precio total de 1,50 euros. De viva voz Además de esas imágenes en las que los niños de hoy vuelven, como sus abuelos, a calzar galochas o madreñas y abarcas y chapines de lana, y a ayudar en todas las duras tareas del campo en medio de una Naturaleza libre y todavía no avasallada, en el DVD también aparecen esos mismos abuelos. Los hoy mayores, ayer niños, cuentan en cada uno de esos pasajes las vivencias que inspiraron precisamente cada una de esas estampas. Así, vecinas lacianiegas cuentan cómo lavaban la ropa en el pilón (y acto seguido, surge de su imaginación aquellas escenas de infancia junto al jabón y las camisas de lino). Paisanos de Val de San Lorenzo narran todo el proceso de fabricación de sus famosas mantas, y pastores montañeses hablan de aquellos recuerdos suyos mecidos por la música del cencerro y el balido. Todas esas estampas que hasta ahora se habían atrincherado únicamente en el recuerdo de los mayores vuelven ahora a tomar forma corpórea de la mano del director Javier Vaquero y de Ramón Prieto Valdés, coordinador general de la obra y coordinador también del Club de Prensa del Diario. La película cuenta además con una música muy apropiada, la de los grupos leoneses Son del Cordel y Abendmusik. El primero, una de las formaciones folk más conocidas a nivel nacional, distinguida precisamente por su respeto a las fuentes e instrumentos originales del país, aporta a este DVD sus tonadas, titos, jotas, alboradas y romances tocados con chifla y tamborín, gaita de fole, zuzaina, acordeón, panderetas y pandeiru cuadráu, rabel y zanfoña. Los segundos, especializados en música medieval, ponen el ambiente adecuado a la escena de los Monaguillos de Jesús, grabada y fotografiada en plena Pulchra Leonina . La armonización de tradición oral, escenas recreadas y música del viejo reino ha dado como resultado un excelente trabajo audiovisual en el que se ponen de manifiesto no sólo algunos de los aspectos más representativos de la personalidad leonesa, sino que también incide en la necesidad que actualmente existe de preservar, difundir y fomentar nuestras señas de identidad, una labor que Diario de León viene realizando decididamente desde hace ya décadas. Los patrocinadores A medio camino entre el documental, la ficción y la recreación, ha contado con la colaboración de patrocinadores cuyo apoyo ha resultado clave tanto para que el Calendario se pueda ofrecer de manera gratuita como que el DVD se ofrezca a un precio tan económico. Estas entidades son el Ayuntamiento de León, la Diputación y Alsa, empresa que prestó un venerable autobús para una de las escenas más llenas de añoranza: los paisanos y paisanas con cántaras, hatillos y montones de ropa, en madreñas y abarcas, esperando el coche de línea mientras leen, como no podía ser de otra forma, el Diario de León. La película, de una duración aproximada de 65 minutos, y titulada Recuerdos de nuestra infancia , pretende mantener vivo la memoria y los valores de toda una época pero con la mirada puesta en el futuro, en la cada vez mayor valoración, aprecio y cariño por lo nuestro. Mañana y el miércoles se ofrecen en el Club de Prensa sendas proyecciones gratuitas, a las 20.00 horas. Por otro lado, el rodaje y la toma de fotografías no estuvo exenta de problemas ni salpicada de anécdotas. Por ejemplo, en Soto de Sajambre el equipo se dio cuenta de que disponían de más babys y pupitres que niños, así que echaron mano de una excursión de escolares ¡de Tenerife! que se encontraban visitando los Picos de Europa. Además, las dificultades se multiplicaban a medida que el proyecto avanzaba: el paisano omañés al que se iba a grabar cruzando el río con zancos se había hecho daño el día anterior y hubo que recurrir al hijo del propietario de un conocido restaurante de Pandorado para grabar esta tan típica costumbre de Omaña. Al final, el chaval lo hizo estupendamente. En el caso de la escena del coche de línea en la plaza de San Isidoro se recurrió a la ayuda del ayuntamiento de Veguellina de Órbigo, organizador junto a varias asociaciones del Mercáu Tradicional de los años cuarenta para que aportara gente vestida de época, aunque con tal eclecticismo de trajes y utensilios que hubo que hacer verdaderos malabarismos para poner un poco de orden en toda esa variedad. En cuanto a las «familias», hay que decir que la mujer y la niña de pocos días que aparecen en la escena de Secarejo son verdaderamente madre e hija, y que la demostración de herrería que se lleva a cabo en Compludo surge a raíz de una exhibición real que desinteresadamente se les hizo en la célebre ferrería berciana, según comenta Ramón Prieto. Este coordinador general de la obra también alude a unas truchas que, por temor a la autoridad competente, «tuvieron que proceder del supermercado» pero sobre todo ha querido dar las gracias a todos los municipios, entidades y personas que han colaborado para que Recuerdos de nuestra infancia haya podido ver la luz.

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