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Tarjeta roja al racismo del fútbol

Las manifestaciones xenófobas se han multiplicado en los estadios de fútbol españoles en los últimos años. Carlos Ferreyra, experto en políticas de integración, ha creado un número de teléfono al que los aficionados pueden llamar para denuncia

Publicado por
HERNÁN ZIN | texto
León

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El fútbol es un fenómeno eminentemente emocional. Sólo así se puede explicar que millones de personas seamos capaces de conmovernos hasta las lágrimas cuando uno de los once hombres ataviados con pantalones cortos y camisetas a los que llamamos nuestro equipo consigue que el balón entre la portería de los once hombres ataviados con pantalones cortos y camisetas de otro color a los que consideramos el equipo rival. Aunque sabemos que se trata de una actividad de reglas arbitrarias, fútil si es observada desde la perspectiva de la razón, que en ocasiones nos distrae de cuestiones mucho más importantes, nos brindamos a ella porque nos sirve para proyectar nuestros deseos y frustraciones, y porque nos brinda puntos de encuentro con quienes nos rodean. Lo que no podemos tolerar es que esa pasión que conforma la fibra más profunda del fútbol como fenómeno de masas atempere nuestro sentido crítico y anule nuestra capacidad de reacción ante hechos tan graves como las manifestaciones racistas que se vienen produciendo en los estadios españoles desde hace algunos años y que atentan contra los fundamentos del sistema en que vivimos. No se trata sólo de defender la integridad de los jugadores extranjeros que llegan a España. También las personas del mismo color de piel, y muchos inmigrantes en general, que siguen el partido desde sus casas se sienten agredidos por el comportamiento de determinados individuos y por la actitud cómplice y cobarde de la multitud que los ampara. Y, al día siguiente, salen a la calle cargando la pesadumbre de la ofensa gratuita y desmesurada que han sufrido por parte de la sociedad a la que han llegado en busca de una vida mejor. Pero existen también personas como Carlos Ferreyra que no están dispuestas a aceptar que, bajo la excusa de la pasión deportiva, se siga haciendo daño a tanta gente. Originario de Argentina, médico de formación y antiguo asesor del Gobierno de Margaret Thatcher en temas de inmigración, acaba de lanzar la campaña «Patea el racismo fuera del fútbol» que, además de brindar elementos para la educación en la diversidad, ofrece el número de teléfono 699 851 320 para que los aficionados puedan denunciar abusos e insultos xenófobos. Una sociedad que refleje su diversidad En la conciencia de Carlos Ferreyra sobre el racismo en el deporte español existe un punto de inflexión: el enfrentamiento entre las selecciones de España e Inglaterra que tuvo lugar el 17 de noviembre del 2004. «He trabajado en más de cuarenta países como asesor de la Unión Europea en estos temas, pero nunca había visto una expresión tan masiva de racismo», afirma. «Siete de cada diez asistentes al Santiago Bernabeu hacían el grito del mono. Hasta en la zona vip se burlaban de los jugadores negros ingleses». Visitando clubes, hablando con miembros de peñas y árbitros, descubrió que el fútbol local «padece una epidemia de racismo». Según explica, el problema comienza en tercera división, donde la legislación cierra la puerta a los africanos, y sigue por los aficionados, entrenadores, jugadores y administrativos de las demás categorías. Pero la mayor responsabilidad la pone en los directivos, ya que no fomentan la presencia de los extranjeros en los cargos no deportivos y en las gradas de los campos, a diferencia de lo que sucede en el resto de Europa. «Mientras que en España el 35% de los jugadores son de origen diverso, los inmigrantes brillan por ausencia en las tribunas y tienen apenas el 0,02% de los abonos de los clubes», señala. En su radiografía de la xenofobia en el fútbol arremete duramente contra Luis Aragonés, cuyas controvertidas manifestaciones en relación a Thierry Henry dieron la vuelta al mundo. «Si se hubiese tratado de un político, sin duda lo habrían echado, pero como forma parte del fútbol, la respuesta ha sido otra», reflexiona. La campaña que dirige Carlos Ferreyra alienta a los clubes a que sancionen a las peñas y simpatizantes que realicen manifestaciones xenófobas, propone una serie de actos públicos por parte de jugadores y directivos, y alienta a los aficionados a que respondan con cánticos antidiscriminatorios a los insultos racistas y que lleven a los estadios pancartas con lemas como: «¡Paremos el racismo para siempre», «Juego limpio, diferentes colores y un solo juego». Más allá de la severidad de sus denuncias, Carlos Ferreyra se manifiesta optimista. «La clave está en fomentar la participación de los inmigrantes en nuestra sociedad. Se pueden invertir millones de euros en educación, pero si no hay participación nada cambia», explica. «El día en que me encuentre en la calle al primer policía negro, estaré tranquilo, sabré que hemos avanzado»».

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