Diario de León

Chrysler Imperial 2006, evocador de las grandes berlinas del pasado

Elegante, provocador y, según su fabricante, asequible. Heredero de toda una saga, la de las grandes berlinas de principios de los cincuenta, el prototipo Imperial 2006 se convertirá en el portaestandarte de Chrysler

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JAVIER FERNÁNDEZ | texto
León

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No hay crisis que valga. Los grandes constructores americanos siguen empeñados -quizá no resulte banal el empeño- en seguir demostrando al mundo que los aigas pueden, a principios del XXI, seguir cautivando corazones como antaño, como cuando las ampulosas berlinas de gran lujo eran legión; sólo que, eso también, tan adaptadas a los tiempos como para ofrecer soluciones tan drásticas que se traducen en puertas de apertura enfrentada. Tan impactante, el Imperial 2006, como en su día lo fueron sus homónimos de los treinta y cincuenta del siglo pasado. Sus diseñadores han buscado inspiración no sólo en los clásicos de 1930 y 1950, sino también en la dilatada tradición atesorada por Chrysler en el desarrollo de prototipos creativos, desde los D'Elegance y Falcon, hasta los más recientes Chrysler Chronos y Firepower. Claro que, la tal inspiración, no viene sólo de «dentro» de la casa, también de alguna que otra «influencia» externa... Rolls Royce Phantom. Su elegante línea corre en paralelo a los estribos laterales, se arquea sobre las ruedas y fluye hasta la zaga, mostrando que se trata de un «potente» automóvil de propulsión trasera -¡sólo faltaba!-. Una línea de trazo similar se eleva sobre las ruedas delanteras y sigue hacia atrás con una suave caída en la proximidad de las puertas. Para subrayar la sutileza de las nítidas superficies de la carrocería, cada área se ha esculpido a mano, siguiendo la más pura tradición de las clásicas realizaciones firmadas por LeBaron. Con cuatro plazas independientes, el Chrysler Imperial se asienta sobre una plataforma mayor que la del 300 Sedán (431 milímetros más largo y 152 más alto) y con una batalla -la clave de su habitabilidad interior- que alcanza los 3,12 metros entre ejes. Además, el techo se prolonga hacia atrás hasta crear un distintivo perfil lateral y conseguir un óptimo grado de capacidad. Con un frontal presidido por una generosa parrilla vertical -otra constante en los grandes diseños de Chrysler- formada por estrechos perfiles y rematada por una moldura cromada con el emblema alado del fabricante, mientras una moldura nervada divide longitudinalmente el plano del capó. Con todo, lo más impactante son las puertas de apertura enfrentada. Ancladas sólo al último pilar de la carrocería, las puertas traseras se abren a «contramarcha», una configuración que facilita el acceso al interior del coche y que permite también prescindir del pilar central, con lo que la «nitidez de apertura total» resulta ser la tónica estético-práctica del Imperial 2006. En estudiado contraste con el exterior en color «Chrysler Bronze», el habitáculo, trufado de aluminio y madera auténtica de los bosques californianos, presenta un acabado bitono en marrón «Bay Brown» combinado con un sueva color crema. La sencilla superficie del reposabrazos reúne unos mandos de funcionamiento intuitivo para el sistema de sonido, la climatización y el sistema de navegación. El centro del volante es fijo, lo que posibilita que sus mandos integrados permanezcan siempre en las misma posición, independientemente del ángulo de giro. El Imperial está animado por un motor V8 Hemi que cubica 5.7 litros y desarrolla 340 CV. Un motor Hemi V8 que cubica 5.7 litros y rinde 340 CV, unido a un cambio automático de 5 marchas, se encarga de mover al Chrysler Imperial 2006.

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