«Soy intuitivo, pero no soy ningún visionario»
|||| Confía poco en psiquiatras y en psicólogos y cree que hoy se psicologiza mucho a los niños, aunque reconoce que su profesión frustrada es la de galeno. «Ejerzo de médico a veces con los niños cuando se hacen algún roto y yo les hago un zurcido además, con arte», explica Tío Alberto. Pese a que recela de líderes y visionarios -«soy intuitivo, pero no un visionario»- se confiesa ferviente admirador de Jesucristo, del Che Guevara, de la madre Teresa, de Marcelino Camacho y de cualquier persona, que en la derecha o la izquierda, ejerza algún tipo de compromiso con su entorno, con su realidad. Pese a tener una vida tan colmada de ilusiones y proyectos Tío Alberto confiesa que echa de menos su tierra, a sus padres, hermanos y a los paisanos. Ahora visita León con más frecuencia para que Gloria disfrute de la prolífica familia leonesa -Tío Alberto forma parte de una extensa prole de ocho hermanos y hermanas que le marcaron su vocación por los niños y le reafirman en la soledad insana del hijo único- y cada vez le gusta pasear más por la ciudad en que se ha convertido León, «algo que no podemos hacer por aquí por la vorágine de las prisas y el trabajo». De su paisano, el presidente del Gobierno dice que «lo tiene difícil porque ganó en precario». Cuando ganó las elecciones le escribió: «Lo siento, José Luis, pero, en esta situación con tantos muertos encima, no puedo felicitarte, pero por supuesto sí desearte que lo hagas bien, que tengas suerte con la ayuda de tu abuelo, el capitán Lozano, muy amigo de mi abuelo Sixto». En realidad los dos murieron o debieron morir el mismo día, pero a su abuelo le libró una fiesta familiar, una onomástica, le dio permiso el gobernador y curiosamente una paella le salvó la vida... «Le salvó la vida entre comillas porque estuvo durante muchos años huido por la Sobarriba y hubo gente que murió por él, por no decir dónde estaba. Yo le conocí siempre como don Antonio hasta que le descubrí acostado con mi abuela y mi padre ya me contó...», recuerda. Pero tal y como ve la situación política actual a Zapatero no sólo le da el aprobado, sino incluso un notable. «José Luis, el problema que tiene es que está en precario; tiene que apoyarse en estas periferias que no quieren a España. Está haciendo una auténtica obra de arte para actuar sin cometer muchos desafueros, pero si José Luis gana en las próximas elecciones su política será comprometida... otra cosa».