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TELEVISIÓN

La niña prodigio que dio un giro a su vida

Publicado por
León

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|||| Elena Ochoa siempre fue una chica prodigio: si a los dieciséis años se pasaba las tardes de verano en el psiquiátrico ourensano de Toén, recibiendo las lecciones magistrales de Manuel Cabaleiro, a los veintidós ya era profesora de Psicopatología en la Universidad Complutense (1980-99). En su currículum también figura un puesto como profesora emérita del King's College de Londres. Al mismo tiempo trabajó en medios de comunicación desde 1990 a 1996 (su programa Hablemos de sexo la catapultó a la fama) y escribió semanalmente en los diarios El País y El Mundo . Actualmente colabora con publicaciones relacionadas con arte contemporáneo y es miembro de varios comités internacionales como el Art&Auction o el Latino-American Committee Tate. Pero hay un antes y un después en la vida de Elena Fernández Ferreiro López de Ochoa (Ourense, 1958), conocida en España como Elena Ochoa y en Gran Bretaña como Lady Foster. Su matrimonio con Norman Foster, uno de los grandes de la arquitectura mundial, en el año 1996, modificó su trayectoria profesional. La profesora de Psicopatología, la autora de estudios sobre la esquizofrenia o el alzhéimer, la antigua estrella de la televisión, la tataranieta del general López Ochoa -responsable de reprimir la Revolución del 34- dio un giro a su vida. Es difícil olvidar, durante todo el tiempo que dura la entrevista, la presencia oculta de Norman Foster en la vida de Ochoa. Su oficina en Battersea está ubicada en un edificio que diseñó Foster, a modo de sándwich entre el piso que comparte el matrimonio y las oficinas de su marido en la planta baja. Hay quien se atreve a aventurar que esta gallega intrépida ha influido en el estilo arquitectónico de su marido. Ella no quiere hablar de eso. «Pregúntale a él», advierte siempre.

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