Nissan, toma... Note

En poco más de cuatro metros, Nissan pone la «anotación» en un completo monovolumen, cuyo equipamiento se sitúa bastante por encima de lo que habitual en el segmento de militancia y cuya tarifa tampoco se sale de los límites. Sus aplicaciones mecánicas, dos gasolina y dos diesel de potencias bajas y medias, permiten rodar en carretera sin mayores complejos. A medio camino entre un Modus y un Scénic, ya se sabe que Nissan orbita en el rombo, el Note juega la baza de una agradable estética, en cuyos planteamientos comerciales subyace la idea de dar gusto a un amplio abanico de clientes. Tantos, como que Nissan puede ser capaz de satisfacer las exigencias de quienes pretendan un uso equiparable al de un familiar compacto y, desde luego, cubrir las expectativas de aquellos que gusten de conducir un pequeño monovolumen. Así, el espectro enemigos naturales es tan amplio como que nuestro protagonista puede ser capaz de tenérselas como modelos tan variopintos como el Seat León, el Ford Focus, su primo-hermano el Scénic o incluso el Altea de Seat. Eso, por no hablar del Meriva que firma Opel, el Fiat Idea, el Citroën C3, el Mitsubishi Colt o el también pariente Modus que, dicho sea de paso, no se recordará en el rombo como uno de los coches de más éxito lanzados últimamente por el constructor galo. Estilizados trazos e interior amplio, son las bazas que mejor juega el Note. Con un diseño más bajo, también más largo (4,08 metros) que sus demás oponentes en el segmento de militancia, la nueva propuesta de Nissan presenta un morro en cuña, con generosos faros y una perfilada parrilla, además de una «boca» frontal al uso, aunque menos prominente que la de algunos competidores, el Note sitúa sus trenes de rodadura muy a los extremos de la carrocería -sobre todo el trasero- con lo que su organización interior es digna de elogio, sobre todo en lo que concierne a unas panorámicas plazas traseras (por descontado que también las delanteras) capaces de aumentar su capacidad o la del maletero, merced a la regulación longitudinal de la banqueta posterior: de 280 a 437 litros puede variarse la capacidad de la zona de carga y hasta incluso alcanzar los 1.332 litros si se abaten los asientos posteriores. Además, con la butaca del copiloto abatida, pueden transportarse cargas de hasta 2,4 litros de longitud. Posavasos, doble guantera refrigerada, cofres y mesitas plegables acaban por conformar un habitáculo de lo más versátil. Por cierto, el salpicadero pone de manifiesto, por relojes y calidad de materiales, una evidente herencia Micra. Sus mecánicas de gasolina y gasóleo son típicas de un utilitario. En el primer caso, los dos motores se derivan también del Micra: el 1.4 de 88 CV y el 1.6 de 110 CV, ambos con culata multiválvulas y con distribución y admisión variable. Los gasóleos son los tetracilíndricos de última hornada firmados por Renault, ambos de litro y medio de cilindrada (8 válvulas) que rinden 68 y 86 caballos respectivamente y que se apoyan en la tecnología de rampa común con turbocompresor. Las cajas de cambio son manuales de 5 marchas (el gasolina más potente puede monta opcionalmente una caja automática de 4 relaciones). Se baraja la posibilidad de que, a medio plazo, el Note pudiera montar el 1.5 dCi con mayor potencia (105 CV) unido, también posiblemente, a la caja manual de 6 velocidades. La gama del Nissan Note se declina en tres acabados: Visia, Acenta y Tekna, con precios entre 13.200 y 17.950 euros, y con elementos como el ABS, doble airbag frontal (conductor y pasajero) y radio con CD. Conforme se sube en el escalonamiento (Acenta) se ofrecen los cuatro airbag, el aire acondicionado y el ordenador de viaje, mientras la terminación techo de gama (Tekna) ofrece seis airbag, llave inteligente, climatizador, ESP y llantas de aleación.