«Los vinos leoneses se cuentan entre los más elegantes de España»

Una guía con 12.000 referencias de vinos españoles y 7.000 catas razonadas, 1.400 páginas y ediciones en castellano, inglés y alemán. Así es en líneas generales la guía correspondiente al 2006 del bañezano José Peñín, el más poderoso divulgador de los vinos peninsulares. «La Guía Peñín -dice el maestro- se hace a base de catar muchos vinos, prácticamente todos los que se producen en España. Su éxito se basa fundamentalmente en la coherencia. Un catador no es mejor porque capte más detalles de un vino, sino porque cate muchos vinos, sea humilde y tenga cautela a la hora de enjuiciar. Como es la guía con más cantidad de vinos catados y puntuados, lógicamente se la considera un poco como la 'Biblia' de los vinos españoles. Pero me gustaría destacar la importancia de las primeras doscientas páginas de cada edición. Un espacio que dedicamos a la educación del lector, y que es, posiblemente, el manual sobre vinos más importante de cuantos se publican en España». Los vinos de León Peñín hace gala de su nacencia en La Bañeza y confiesa que durante la primera época de su vida fue abstemio e hijo de abstemio, aunque conectase con el mundo vitivinícola a través de la bodega que su abuelo tenía en Villanueva de Jamuz, en la que los caldos se elaboraban con uvas de Prieto Picudo. «Yo soy de León -comenta- concretamente de un pueblo cercano a la Bañeza, y tengo una especial curiosidad por conocer la evolución de los vinos de Mencía y de Prieto Picudo. Creo que los caldos bercianos ya están en el buen camino y que los de Prieto Picudo darán mucho que hablar. Estos últimos, aún en una fase de vino joven, son fenomenales. Enólogos con una cierta reputación están muy interesados en esta variedad, incluso estudian la posibilidad de trasladar la uva a otras zonas de la península. A mí me comentó un especialista del Bierzo, un enólogo que tiene bastante experiencia con la Mencía, que la Prieto Picudo, bien trabajada, puede igualar la partida a la uva berciana. Creo que es una uva de futuro a escala nacional». Los vinos leoneses tienen para el especialista un calificativo que los define: la elegancia. «Sí, son vinos elegantes que están directamente emparentado con los grandes tintos franceses, les une su carácter atlántico. Tienen una graduación por debajo de los 14 grados y conservan siempre recuerdos de su procedencia frutal. Son unos vinos con mucho futuro, ya que éstas son las características que los enólogos están intentando conseguir, por medios más o menos artificiales, para los vinos de otras denominaciones, para los que podríamos considerar como vinos mediterráneos». La eclosión de la cultura del vino Para Peñín, el vino atraviesa uno de los mejores momentos de su historia. «Creo -asegura- que la cultura del vino ha experimentado el mismo auge que todas las demás facetas de la vida. La gente profundiza más en las cosas y el vino no es una excepción, ha dejado de ser un elemento integrado en la dieta alimenticia del mundo mediterráneo para convertirse en un producto mucho más hedonista, en un elemento de placer. La eclosión del vino se viene manifestando más notoriamente desde hace unos ocho años. Las bodegas han actualizado sus sistemas, se han incorporado nuevas generaciones con muchas inquietudes, los nuevos enólogos tienen los recursos técnicos necesarios para hacer bien lasa cosas, se ha incrementado notablemente la nómina de sumilleres, la gente quiere saberlo todo sobre el vino¿ y es curioso que cuando se hacen degustaciones, cuando se hacen catas, los que más acuden son los jóvenes, lo que es una buena señal». En una ojeada al escenario nacional vemos que los vinos de la Ribera del Duero, después de unos años espectaculares, están en un periodo de cierta depresión, mientras que los de La Rioja, recuperan antiguos laureles. «La Rioja, que tuvo un bache negativo importante, se ha vuelto a erigir como la zona que tiene preponderancia, sigue siendo líder. Sus mejores caldos están entre los más altos por derecho propio y además han comenzado a elaborar vinos baratos de calidad. Una zona emergente, que constituye un caso único en Europa, es Somontano, una comarca sin historia vitivinícola hasta hace diez o doce años, entonces nadie sabía donde estaba el Somontano, y hoy está entre las tres o cuatro zonas de más prestigio del país». Una nueva época para España Los vinos españoles están haciéndose un hueco en el mercado internacional, están librando una dura batalla con los californianos, los chilenos o los australianos, una batalla en la que se debe emplear el arma de la calidad, ya que en cantidad y en vinos baratos siempre ganarán ellos. «Los bodegueros españoles -dice Peñín- se han puesto las pilas. España está teniendo en los últimos años cierta notoriedad por los vinos que se ha dado en denominar del terruño, vinos elaborados por pequeños propietarios. Esto es algo novedoso que se convierte en factor de prestigio. Lo cierto es que hemos estado dormidos durante mucho tiempo y, ahora, cuando nuestros vinos están a la misma altura que los de los países más importantes, resulta que no sabemos venderlos. Nosotros, desde el punto de vista del mercado internacional, tenemos dificultades. Los italianos, que como comerciantes son unos fenicios, con unos caldos inferiores a los nuestros, han batido todos los récord y son los mayores exportadores del mundo, ese es el modelo que debemos seguir».